Alberto Varela ha tenido el gesto de incluir iniciativas del BNG e IU en el presupuesto pero la oposición sigue sin corresponder, en una de las típicas formas del irresponsable despecho, malquerencia que jamás beneficia al ciudadano. Hubo un primer amago de Xabier Ríos, desautorizado luego por la organización nacionalista a la que representa y, por otra parte, un rechazo de plano de los ediles esquerdistas al que ya han acostumbrado a la ciudad. Los únicos que dan palmas son los ediles del PP pues ven cuán difícil les va a resultar gobernar a los socialistas en minoría durante los 3,5 años que les quedan hasta la nueva reválida electoral.
Varela va a tener que acostumbrarse a este proceder y recurrir a fórmulas como las que empleará el lunes, es decir, aprobar el presupuesto de 2016 en junta de gobierno, o lo que es lo mismo, actuar por decreto, que es lo menos democrático que existe.
Pero Vilagarcía necesita que el Ayuntamiento se mueva y no rifirrafes políticos que solo conducen a que la ciudad permanezca en vía muerta. Es hora de abrir camino. Y la oferta de los socialistas estaba bien dirigida al multiplicar inversiones en servicios sociales, política lingüística, apoyo a colectivos culturales... Los ciudadanos, el 24 de mayo, apostaron por un gobierno de coalición y puso al PP como freno. Pero BNG, EU y SM no han entendido el mensaje. Los palos en las ruedas pueden parar un proyecto pero también pueden servir para empujar el aro hacia la vía del progreso.
