Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El debate sobre la Ley de Acuicultura

Ley de Acuicultura, cuentos chinos y la navaja de Ockham

En pocos sitios es tan fácil conseguir que el disparate, la maledicencia y la distorsión de la realidad se impongan sobre el sentido común, la honestidad y el buen hacer, como en el mundo de la política y específicamente en el mundo del mar. Un magnífico ejemplo de todo esto lo ejemplifica la discusión sobre la reciente Ley de Acuicultura propuesta por la Xunta de Galicia. Tal Ley requeriría un debate sensato y sobre todo técnico, pero para asombro de propios y extraños esto no sólo no es así sino que desde distintas instancias se propaga la idea de que la citada Ley va a tener unos efectos tan catastróficos que arruinarán al sector tradicional y a todo el mundo. Esta argumentación se logra mediante la utilización de técnicas que resultarían contrarias a la aplicación del principio básico del positivismo filosófico, que en buena medida es el que ha permitido el progreso científico de Occidente. Guillermo de Ockham fue un filósofo inglés que allá por los siglos XIII y XIV intentó reconciliar la fe religiosa con el conocimiento humano obtenido mediante la experimentación científica y objetiva. La separación de la fe como algo distinto pero no antepuesto ni antagónico con la experimentación fue lo que permitió el progreso científico de Europa. Pero también es conocido por el principio aplicable a la investigación de la verdad y que se conoce como "la navaja de Ockham", que viene a decir que cuando se tienen varias opciones para decidir, se ha de elegir la más simple u obvia salvo que se pruebe claramente que es una opción equivocada. Es decir, ¿para qué buscar las explicaciones más alambicadas si lo más lógico es lo más sencillo y evidente?

Pues con la Ley de Acuicultura que la Xunta de Galicia ha presentado ocurre algo absurdo: se pretende demostrar que la Ley pretende decir lo que no dice y se aterroriza a los colectivos de mariscadores y otros con unos efectos truculentos que afirman tendrá la citada Ley y que son imposibles de demostrar mediante el uso de la lógica científica y la racionalidad. Pero me causa una profunda preocupación que a este carro de despropósitos se haya apuntado una buena parte de alcaldes del mismo signo político de la Xunta, mediante ese más que discutible argumento de que un alcalde tiene que apoyar siempre a sus vecinos aunque no tengan razón. Hace algunos días tuve la oportunidad de discutir con uno de estos alcaldes, universitario para más señas, que bramaba contra los males de la citada Ley. Intenté argumentar que ese texto legal pretendía la evolución del marisqueo gallego hacia formas más modernas y vanguardistas de la acuicultura de Galicia y que el texto constituía una oportunidad para el propio marisqueo, que dando un paso hacia delante accedería, si así lo deseaba y solo si lo deseaba, a las ayudas financieras de la UE para acuicultura a las que ahora no tiene acceso. Entre otras cosas argumentaba yo con el ilustre regidor que eso de la venta a las multinacionales, estúpida interpretación de la Ley, no tenía nada de cierto ni aparecía en el texto en forma alguna. En medio de la encendida discusión el citado alcalde me dijo que él no se había leído la Ley pero que era mala. Este tipo de argumentos son los que dejan estupefacto a una mente racional y no dejan de constituir una versión en acuicultura de la maldita actitud de "autopistas non", "recheos non", "ponte da Illa non" y un largo y desgraciado etcétera, que no dejan de ser una traducción contemporánea del ¡¡Vivan las Cadenas!! del tiempo de Fernando VII. Galicia así no puede progresar; análisis crítico sí pero por favor, siempre análisis racional.

Si se lee el texto con cuidado, se podrá apreciar que en primer lugar es un texto pionero en la UE y probablemente en el mundo, además de un muy meritorio trabajo de derecho comparado que pretende sobre todo dar amparo y seguridad jurídica a aquellas personas físicas o jurídicas que deseen invertir en un terreno tan innovador como es el de la acuicultura. Nos hemos pasado media vida diciendo que la acuicultura es un sector de futuro en Galicia que hay que potenciar, tanto por ser un sector que utiliza tecnología punta como por proporcionar empleo de alta calidad y que además siempre tiende a instalarse en zonas donde el empleo escasea, por ejemplo en la Costa da Morte. Este texto resulta innovador y positivo a tal efecto. ¿A qué vienen pues estos aspavientos políticos si de la lectura de la Ley no se puede deducir que vaya a causar daño y por el contrario sí beneficio? ¿Queremos o no queremos que Galicia sea pionera en cultivos tales como el rodaballo, lenguado y otros que se puedan desarrollar? La ley en este sentido es innegablemente positiva y los detractores en vez de asustar con acusaciones de intenciones por parte de la Xunta de pretender favorecer a japoneses, noruegos y diversas multinacionales, deberían aplicar la "navaja de Ockham" y probar con argumentos objetivos que la Ley en vez de favorecer un desarrollo sano y generador de empleo, pretende lo contrario. No lo podrán hacer porque eso es imposible, pero desgraciadamente la truculencia prende en la opinión pública y eso lo saben sus detractores. Léanse por favor la Ley y opinen racionalmente después pero es evidente que, hasta la fecha, en economía se considera muy positivo que la inversión internacional acuda a Galicia en cualquier campo, ¿o no es positivo que PSA Peugeot esté en Vigo? ¿Qué hay de malo en que los Noruegos inviertan en el desarrollo acuícola gallego cuando el rodaballo se ha desarrollado en Galicia de la mano de ese capital y esa tecnología?

Pero claro los demagogos saben dónde asustar y como la Ley también contiene preceptos que permiten, de manera voluntaria, que las actividades de cultivo tradicionales, como es el caso del marisqueo, se organicen en una actividad de acuicultura mediante la transformación de sus actuales autorizaciones en concesiones, es decir un título de propiedad de más calidad, pues los demagogos en vez de argumentar objetivamente asustan diciendo que lo que pasa es que la Xunta pretende vender las playas a los chinos. ¿Pero en qué cabeza cabe eso? En primer lugar si la Xunta pretendiera tal cosa, que solo en un ataque de locura se podría hacer, lo más fácil es ahora, cuando las playas están en régimen de autorización, es decir en precario, que quiere decir que la tal autorización se puede revocar en cualquier momento; eso nunca se ha hecho y nunca se hará y las mariscadoras gallegas lo saben. Por el contrario, nos hemos pasado media vida diciendo que había que lograr que el marisqueo se transformara en una actividad de cultivo: pues eso es lo que permite la Ley para que las agrupaciones de mariscadores tradicionales existentes que así lo deseen, es decir de forma voluntaria, en el artículo 54 de la citada norma que además dice claramente en su apartado 3:

O proceso de transformación terá en conta:

a) O carácter voluntario da transformación do marisqueo en acuicultura.

b) O mantemento da actual estrutura colectiva do marisqueo.

¿A qué viene pues expandir esas falacias de privatización, y casi diría yo injurias, para desacreditar un magnífico texto legal pionero en la UE? ¿Por qué los alcaldes que se posicionan al lado de la demagogia no se leen antes el texto? Hablar de la venta a las multinacionales es una técnica de la demagogia de la que el que escribe tiene amargos recuerdos, como por ejemplo expandir calumnias de que se favorece o se participa en la importación del mejillón chileno, que se colocan hijos en las multinacionales y un largo etcétera de una Galicia más propia del Romance de Lobos que la de una tierra moderna y competitiva. ¿Quiere esto decir que el texto no se puede mejorar? ¡Claro que se puede! Pero por las vías civilizadas de un debate objetivo y sosegado, para eso están los órganos consultivos y el Parlamento, pero claro para eso hay que leer el texto y eso ya es más complicado.

Aplíquese la "Navaja de Ockham" y no se le atribuya al texto más de lo que quiere decir y en ese sentido el texto es de una precisión legal admirable. Dice el Evangelio que los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz y por ello aquellos que quieren difamar suelen tener más éxito que los que quieren razonar y buscar el progreso de una Galicia que todos deberíamos de desear, pero eso de que el texto pretende vender las playas a las multinacionales asiáticas y de otros sitios, no son más que puros cuentos chinos.

*Exconselleiro de Pesca y Presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo

Compartir el artículo

stats