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Desecación de la marisma de La Seca

Aunque la desecación de la marisma de La Seca se identificó con la construcción del Estadio de la Juventud, lo cierto y verdad fue que el proyecto surgió veinte años antes con una finalidad bien distinta.

La Dirección General de Obras Públicas había autorizado esa realización a la Diputación Provincial a finales de 1929, con el objeto de impulsar un campo de experimentación de plantas forrajeras. El presidente de la corporación, Daniel de la Sota, había ejecutado actuaciones muy vanguardistas en aquel tiempo con el entusiasta apoyo de sus diputados. Aquella era otra creación más de resultado incierto.

El ingeniero pontevedrés Ramón Beamonde firmó el proyecto de desecado y saneamiento de los 25.000 metros cuadrados de la marisma. Todo estuvo dispuesto para terminar el trabajo en un plazo de seis meses. Pero la caída del general Primo de Rivera precipitó la dimisión de De la Sota y su corporación apenas un mes y medio más tarde. Aquel proyecto nunca llegó a desarrollarse plenamente.

Pasado mucho tiempo fue la propia institución provincial, a finales de 1950, quien tramitó de forma voluntaria la reversión de la marisma al Ministerio de Obras Públicas para facilitar su cesión en favor del Frente de Juventudes, que acariciaba a su vez la construcción allí de su campo de deportes.

Entonces aquella zona marítimo-terrestre estaba convertida en una auténtica escombrera; allí se vertían los desechos de media ciudad. Su situación resultaba tan deleznable que se aconsejaba su desecación "por elementales motivos de higiene pública".

El traspaso de la marisma de La Seca aún se demoró dos años más. Finalmente la firma de la escritura de cesión al Frente de Juventudes se llevó a cabo el 22 de diciembre de 1952, previo compromiso por parte de la Diputación de pagar su saneamiento y entregar el terreno en condiciones favorables.

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