En un informe de más de 400 páginas es evidente que se habla de muchas cosas. En el informe de los expertos convocados por el Ministerio de Hacienda se habla de casi todo el sistema fiscal. En segundo lugar, es un informe que no se moja demasiado en cuantificar y fijar parámetros. En tercer lugar, es obvio que esto es un informe, no el texto de la reforma. El gobierno lo seguirá en algunas cosas y en otras no. Combinadas las tres ideas, me parece una temeridad arriesgarse a decir a quién beneficiará la reforma al día siguiente de presentado el documento.

Algunas de las propuestas que manejan los expertos son claramente positivas para la equidad. Sin duda, la fijación de un mínimo de tributación común para toda España en el impuesto sobre las herencias, la supresión de los sistemas simplificados para el cálculo de rendimientos (los famosos "módulos") o las medidas en contra del fraude fiscal. En sentido contrario, aparece la supresión del impuesto sobre patrimonio o la escasa atención a la tributación de las SICAV. En el ámbito del impuesto sobre sociedades, la bajada de tipos se compensaría en buena medida con menores deducciones y, por tanto, sin un efecto muy claro sobre la presión fiscal efectiva global de las empresas. Finalmente, el IRPF es lo más difícil de valorar, porque existen muchas propuestas que le afectan y todo depende de cómo se concrete. La subida del IVA y los impuestos especiales no ayudan desde luego a la progresividad.

En cualquier caso, lo que me parece más criticable del informe es la aceptación acrítica de que la recaudación fiscal global debe quedarse donde está. Precisamente uno de los motivos de la reforma es la insuficiencia del sistema fiscal para financiar los servicios públicos y las prestaciones; algo que el propio informe reconoce y documenta bien. Aceptar que hay que diseñar una reforma fiscal que no proporcione más recursos es algo que una comisión de expertos independientes no debería haber hecho.

*Director de GEN (Universidade de Vigo) @SantiagoLagoP