Comentaba Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, que en un reciente viaje a Valladolid le habían dicho que el decano de la prensa española era el periódico de la ciudad, "El Norte de Castilla". No es la primera vez que ocurre.

Replicó que ese título lo ostentaba un periódico gallego, pero su interlocutor insistió en su opinión. Por cortesía, ya que era un invitado de la ciudad castellana, no quiso entrar en disputas.

Tenía razón. Faro de Vigo es el periódico más antiguo de España, y por tanto el decano. Como tal figura en el Guinness, desde 1988, cuando se cumplía un lustro del cierre del que lo fuera hasta entonces, el "Diario de Barcelona". Por eso el libro de los records lo consigna como el "periódico de mayor continuidad" de España.

Aunque el decanato sea un título honorífico, es evidente que otorga un prestigio que lo hace deseable. Por lo que resulta comprensible que quienes se consideran con aspiraciones a lucirlo, lo intenten, aunque sepan que no les corresponde.

Digan lo que quieran los vallisoletanos, saben que no ostentan el decanato de la prensa española. Y si no lo saben, se lo recordamos.

Faro de Vigo sale a la calle el 3 de noviembre de 1853 y "El Norte de Castilla" no lo hará hasta el 17 de octubre de 1856, es decir, casi tres años después.

Por esa fecha el Faro ya se las veía con un peliagudo rival en Vigo, "La Oliva", el periódico de los hermanos Chao, Compañel y Murguía, con el que tuvo que competir acremente.

Es cierto que el periódico castellano nace como diario, pero pese a establecerse en una ciudad universitaria, capital de región y de alta densidad de población, tuvo una vida lánguida y a punto estuvo de desaparecer. No despertará hasta 1893, con nuevos empresarios. En ese año, Faro ya era el más popular de los periódicos gallegos.

La pugna por el decanato no es de ahora. Se remonta a dos centurias atrás, pero no es el Faro el que reclama ese título. Es el "Diario de Santiago" quien lo designa "decano de la prensa gallega", en el lejano 1878, cuando había cumplido los veinticinco años. Ya no sobrevivía en la región ningún otro periódico de los que lo precedieron.

A raíz de esta nominación, otro competidor local, "La Concordia", que se adelantó en su transformación en diario, se proclama "diario decano de la prensa viguesa". Pero como tantos periódicos nacidos en Vigo, desaparecerá.

Cien años después, a un colega santiagués le entraron veleidades honoríficas, y por un tiempo resucitó el sonsonete de "diario decano de la prensa gallega".

Justificaba el título por el nombre que actualmente luce, pero que tomó prestado de un periódico ferrolano que, como diario, salió un año antes que el Faro. (Es sabido que nació como bisemanario y, por un corto periodo, fue trisemanario, es decir, salía dos y tres días a la semana. Se hará diario en 1879.)

En plena guerra civil, el periódico ferrolano se vendió a la empresa editora de "El Eco de Santiago". Como el nombre de la cabecera adquirida parecía más atractivo que el propio, eliminaron éste y lo travistieron en aquél. De paso se arrogaron la antigüedad, de modo que cuando el diario absorbido cumplió los 125 años los celebraron. Y la Xunta de Fraga le otorgó la medalla de oro de Galicia.

Pero salvo en el nombre, nada tiene que ver el viejo diario ferrolano - Ferrol se quedó sin periódico-, que se imprimía y vendía en la ciudad hasta 1938, con el compostelano, que se imprime y distribuye en Santiago con el nombre de aquél.

La pretensión de arrogarse pasados que no pertenecen, no deja de ser una anécdota que poco tiene que ver con la verdad histórica.

Digan lo que digan, a Vigo nadie le priva del honor de ser la ciudad donde nació el primer periódico vivo de España. Era un poblachón de pescadores, de pocos habitantes, muchos de ellos ágrafos. Pero con un núcleo fiel de lectores que lo acompañaron en la ardua travesía del desierto de los inicios hasta consolidarlo. En la celebración de las bodas de platino, publicó los nombres de los primeros suscriptores. Sus familias seguían siéndolo setenta y cinco años después.

Según "El Tribuno", en 1853 se publicaban en España 123 periódicos, de ellos 71 en Madrid. A la capital correspondía un periódico por cada 4.200 habitantes, y en las provincias, uno por cada 260.000. Sólo las grandes ciudades tenían prensa propia, y Vigo apenas contaba seis mil habitantes.

Parece milagroso que de todos ellos sólo haya sobrevivido el de Vigo. Por eso es el más longevo de los periódicos españoles. Por méritos propios.

Tenía razón el presidente gallego cuando aducía en Valladolid que el decano de la prensa española es Faro de Vigo. Bueno es recordarlo en este otoño, en que celebra el ciento sesenta aniversario. El "Norte" tendrá que esperar un trienio para conmemorarlo.