A muchos vigueses, por no decir la gran mayoría, le sonará raro el título con que inicio este corto escrito. Sin embargo la denominación "el castillo" les recordará inmediatamente una antigua sala de fiestas y, durante mucho más tiempo, un restaurante situado encima del monte del Castro al que se podía acceder en coche y desde el que se contemplaban buenas vistas de la ciudad. Los más ignorantes y bastantes turistas creerán que es el verdadero castillo del Castro y que debe ser recuperado de su estado de abandono. ¡Demencial!

Esto es a lo que yo llamo el desconocimiento de la historia e incultura de un pueblo, favorecida incluso por algunos gobernantes políticos que muestran su ignorancia por los conocimientos histórico-arquitectónicos de la ciudad, y a los que no les interesa informarse adecuadamente por aquellos que sí los tienen, por creer que el poder político va acompañado de ciencia infusa y todo lo que llevan a cabo es siempre lo mejor.

Vamos a aportar unos mínimos conocimientos para los que estén interesados en ello. Cuando el castillo medieval del "PENSO" situado en lo alto del monte del Castro, propiedad de la Mitra Compostelana, fue demolido en su totalidad, se levantó una ermita (finales S. XV) de nombre Ntra. Sra. del Castro, a la que acudían en romería los vigueses por su gran devoción a la Virgen.

Debido a la guerra de la "Restauración de Portugal" (1640 – 1668) y habiendo pasado el grueso del ejército portugués a Galicia en 1663 y después de construido, en Goián, un impresionante complejo fortificado de campaña, ante el temor de una invasión, el ejército gallego se dispuso a edificar un castillo abaluartado permanente (con baluartes y de piedra, en la parte más alta, y, por lo tanto, mejor defendida del monte del Castro, a principios de 1664, pero respetando la ermita, de ahí que pasara a llamarse "CASTILLO DE NUESTRA SEÑORA DEL CASTRO". Lamentablemente y, como siempre ha sucedido en nuestra ciudad con el patrimonio histórico-arquitectónico, el alcalde Portanet, en 1966, ordenó el derribo de la histórica capilla juntamente con el cuartel y taponó las galerías subterráneas.

Actualmente, el citado castillo de Ntra. Sra. del Castro conserva íntegramente el primer recinto defensivo y gran parte del segundo, habiendo desaparecido el tercero por la construcción del paseo-carretera Rosalía de Castro. Constituye el único castillo abaluartado permanente del siglo XVII existente en Galicia, de ahí la gran importancia de su conservación y puesta en valor. Como castillo del S, XVIII tenemos el de S. Felipe, en Ferrol, que el Ayuntamiento está intentando restaurarlo a pesar de los pocos medios de que disponen.

Pero su importancia no reside solo en su valor arquitectónico como único ejemplar de su especie en Galicia, sino también por los hechos históricos de que fue testigo. El poderoso ejército portugués (formado en su mayoría por mercenarios extranjeros) tras vencer a las tropas españolas en las batallas de Ameixal (Beja) y Montes Claros Vila Viçosa), se dirigió al norte de Portugal y, con 12.000 infantes y 2.500 caballos invadieron Galicia por Goián como ya se dijo. Este ejército, después de saquear y destruir todo lo que encontraba a su paso (Tomiño, El Rosal, Baiona, con la que no pudieron hacer nada por desencadenarse una tempestad, Gondomar…), llegó a Bouzas donde establecieron el cuartel para atacar a Vigo y su castillo del Castro. Llegaron en la mañana del 2 de noviembre de 1665. Estuvieron durante unos seis días estudiando la forma de cómo atacar Vigo, pero desistieron de esta empresa al comprobar lo bien amurallada y defendida que estaba esta villa al igual que el inexpugnable castillo del Castro, y se dirigieron a quemar la villa de Porriño con sus fábricas de harinas y bizcochos que alimentaban al ejército gallego, después de saquear y quemar Bouzas y todo el Valle del Fragoso.

No obstante, lo más destacado del castillo fue el resistir valerosamente (con unos 800 hombres armados en su interior) el asedio y bombardeo constante, día y noche, con morteros, por parte de los ingleses durante cinco días, a mediados del mes de octubre de 1719, muriendo unas 80 personas y quedando heridas más de 200. Durante casi un mes estuvieron los ingleses ocupando la ciudad, habiendo conquistado también Pontevedra e intentando hacer lo mismo con Santiago. Sin lugar a dudas, la valiente resistencia de la fortaleza del Castro marcó un episodio glorioso en la historia viguesa para sus defensores, que incluso fue reconocido por los propios invasores ingleses.

El castillo de Ntra. Sra. del Castro (como se debe llamar), constituye un Bien de Interés Cultural (BIC) y estaba protegido, como todos los castillos de España, por Decreto de 22 de abril de 1949 (BOE: 5-5-1949) sin que el ayuntamiento lo cumpliese nunca (y tampoco con el castillo de San Sebastián), haciendo y permitiendo construcciones sin valor arquitectónico alguno (una que es un pastiche que lleva a engaño, me refiero al antiguo restaurante, y otras adefésicas) dentro del histórico castillo o adosadas a los muros o a los glacis.

El Ayuntamiento tiene una gran deuda con el castillo del Castro y con los vigueses que se atrincheraron en él y, sobre todo con los que murieron en su defensa, por lo que tiene que llevar a cabo su puesta en valor por encima de todo, demoliendo todas las edificaciones ajenas al mismo y reconstruyendo los tramos de murallas destruidas. No cabe la menor duda que con ello nuestro patrimonio habría dado un gran paso en su valoración arquitectónica; de lo contrario, el Ayuntamiento y el pueblo vigués quedarían en entredicho.