Aprovecho una estancia en Madrid para comprar "La Vanguardia" de Barcelona, periódico que ahora mismo no se distribuye en Galicia, pese a que la misma empresa hace llegar a los quioscos de la región un diario deportivo. Es una pena, pero se aprecia que, al catalanismo futbolero se le da más importancia que al catalanismo cultural y político, de tanta influencia en la vida española.

En la sección de Opinión hay un apartado muy curioso dedicado a las fotografías que envían los lectores. Allí he podido ver la reproducción de una placa conmemorativa del año 1961 en la que se da noticia de la transferencia a perpetuidad del Canal de Ordell a la Comunidad General de Regantes, acto celebrado en la localidad leridana de Mollerusa siendo jefe del Estado Francisco Franco Bahamonde y ministro de Obras Publicas Jorge Vigón Suardíaz.

El evento no tendría mayor importancia porque de placas parecidas a esta estuvo lleno el país durante los casi cuarenta años de la dictadura franquista pero, en este caso, se da la circunstancia curiosa de estar el texto escrito en catalán, lo que viene a desmentir de algún modo que la fobia del régimen a la lengua catalana fuese tan exagerada como nos dicen ahora.

Leer en una placa de aquel tiempo que el "cap del Estat" se llamaba Francesc Franco y el "ministre d´ Obres Publiques" Jordi Vigón no deja de llamar la atención. No obstante, la mayor de las sorpresas, para mí, fue saber que el gobernador civil de la provincia de Lerida era por entonces el excelentísimo señor "Josep. A. Serrano Montalvo".

O, dicho de otra manera, José Antonio Serrano Montalvo, a quien yo traté asiduamente cuando estuve destinado en el organismo autónomo Medios de Comunicación Social del Estado, durante la etapa de gobierno de Felipe González. Tenía el despacho muy cerca del mío y solíamos coincidir a la hora del café. Serrano Montalvo, que era licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, había sido jefe nacional del SEU ( Sindicato Español Universitario, de afiliación obligatoria), después de la crisis provocada por la muerte de un joven falangista en Madrid en el año 1956. El incidente fue muy confuso y la muerte se atribuyó, según las versiones, a un disparo de la policía o de otro correligionario.

Además de ese cargo, fue gobernador civil en Lérida y Tarragona y letrado de la Delegación Nacional de Prensa y Radio del Movimiento. Falleció hace cuatro años en Zaragoza. Era un hombre alto, delgado y de pocas palabras.

Durante la Transición (escribámoslo así, con mayúsculas) a los gobernadores y altos cargos del franquismo se le buscaron destinos cómodos y discretos en organismos del Estado hasta que les llegó la edad de jubilación. Muchos de ellos, gente con experiencia, se reciclaron convenientemente y asesoraron a las jóvenes camadas de dirigentes de la democracia, incluidos los de izquierdas. Y algunos, como Martín Villa, que también fue jefe nacional del SEU, al igual que Serrano Montalvo, continúan en el machito.

Por los pasillos de la memoria circulan toda clase de personajes. No podía imaginarme que al cabo de tantos años una placa escrita en catalán durante el franquismo me suscitase estos recuerdos.