Se diría que poco más queda por pasar en esta nuestra ciudad que no sean retrasos, demoras o, simplemente, tardanzas a la hora de realizar proyectos que en otros lugares se ejecutan con una celeridad digna de envidia.

Pero siempre hay algo más. Ahora son los recortes de vuelos en Peinador. Precisamente ahora, cuando la terminal viguesa está viviendo su momento más dulce. Las compañías deciden que deben optimizar sus aparatos, o que tienen que llenarlos más de pasajeros, ante la subida imparable del combustible. La crisis ha llegado a Peinador, se podría decir. Pero, como ocurre siempre, será el usuario el que se vea afectado de forma más directa.

Por muchos motivos: los billetes serán más caros, los horarios no serán tan flexibles, seguramente habrá que ir más apretados en los asientos y un largo etcétera. Se anuncia un verano en el que, a poco que los vigueses o los que quieran visitar la ciudad se decidan a viajar en avión desde nuestro aeropuerto, va ser difícil, muy difícil, conseguir un buen precio para el trayecto o, a lo peor, lograr un billete para volar el día elegido.

Peinador crece, mal que les pese a muchos, y lo hace de una forma cada vez más importante. Los ajustes de las compañías bien podrían encaminarse a otros destinos que, a buen seguro, son menos rentables que el vigués. Saben que aquí siempre tendrán el mercado asegurado. Sus aviones irán repletos.

Es cierto que en verano siempre hay este tipo de cambios. Pero parece que en éste la cosa va a más. Y, claro, repercutirá negativamente en las estadísticas anuales. Unos números que son del todo vitales para la planificación de la siguiente campaña, tanto de las propias compañías como de las grandes cadenas de viajes.