Hoy se celebra en su villa de nacimiento el día de Jovellanos, español inclasificable que todos intentan atraer a su parroquia, unos para hacerle progresista y otros reaccionario, unos ferviente católico y otros secreto jansenista, unos precursor del liberalismo y otros residuo ilustrado del absolutismo. Esto, atraerle al terreno de cada uno, es fácil, pues argumentos nunca faltarán. Lo difícil es dejarse atraer a su terreno, al de Jovellanos, un territorio hostil para cualquier espíritu sectario, banal o feligrés, pues en él reinan la sutileza, la autoexigencia, el rigor, el compromiso y el estilo. Este año los devotos del gijonés han tenido un regalo: la publicación de "Jovellanos y el jovellanismo", de Silverio Sánchez Corredera, el más serio y erudito intento, hasta ahora, por dar las claves para entender al personaje. A la vez, los tergiversadores lo tendrán más difícil.