El vigués Nico Rodríguez ya tiene esa medalla por la que llevaba cinco años peleando junto a su compañero Jordi Xammar. La pareja de regatistas conquistó el bronce en la clase de 470 después de una apasionante medal race en la que finalizaron en quinto lugar, suficiente para proteger la tercera posición con la que arrancaban el día. El oro fue para Australia, gran dominadora de la clase, y la plata para Suecia.

Después de una semana terrible en la que los vientos dificultaron la tarea de los regatistas y ofrecieron unas condiciones complejas, la medal race examinó de nuevo la capacidad de Rodríguez y Xammar. A la pareja española les perjudica especialmente el viento muy suave y hoy volvieron a encontrarse un campo de regatas de esa clase. Su gran amenaza, el barco de Nueva Zelanda, que arrancaba la jornada en cuarta posición y era su rival por el podio, presionó al máximo aunque necesitaba meter dos barcos entre ellos para adelantar a los españoles. Solo pudo colocar a uno.

Desde el principio los australianos y los suecos se situaron al frente de la prueba con Nico y Xammar en tercera posición. Así se mantuvieron hasta el segundo tramo de ceniza en el que Nueva Zelanda encontró algo más de velocidad y consiguió rebasar a los españoles. Pero seguía sin ser suficiente. En la última popa los americanos acudieron también a la pelea y se colocaron por delante de Nico y de Xammar, que en ese momento sabían que lo primordial era no cometer errores porque la medalla estaba en el bolsillo. Finalizaron en quinta posición para asegurar el podio junto a Australia y Suecia.

Después de todo el ciclo olímpico en posiciones de podio en Mundiales y Europeos, los Juegos eran el colofón soñado para quienes han sido la mejor pareja de la clase solo por detrás de los australianos, intocables. El campo de regatas de Enoshima y las condiciones que se encontraron esta semana le añadieron picante y emoción a la situación, pero Nico y Xammar han terminado por encontrar el premio con el que soñaban cuando hace cinco años decidieron montar este barco con vistas a los Juegos de Tokio. En aquel momento el vigués estaba a punto de coger un avión para irse a trabajar como odontólogo a Holanda. Aparcó sus planes y se subió al barco que le ha llevado al final a la gloria olímpica.

Esta medalla es la cuarta de la delegación gallega después de las de Teresa Portela, Ana Peleteiro y la garantizada de Iván Villar con la selección de fútbol.