El quinto día del atletismo en Tokio fue el más destacado de todos los vividos hasta el momento. Hay días en los que se confabulan los astros y se presencian pruebas que trascienden y se crea una atmósfera única. La última vez que recuerdo vivir algo semejante fue el día del triunfo de Usain Bolt en el 200 de Londres que se juntó con el mejor 800 de la historia, una prueba en la que David Rudisha se coronó como el hombre más rápido de la tierra.

Algo parecido aconteció en Tokio en donde se pudo vivir el mejor 400 metros vallas de la historia, se juntó con un 200 femenino que también pasará a la historia por el nivel alcanzado (se logró la mejor marca en 33 años y Thompson se convierte en la mejor atleta del doble hectómetro viva). A estas dos pruebas se sumó el triunfo de Mondo Duplantis en pértiga. Este hecho estaba en todos los pronósticos de los aficionados, lo que no estaba tan asegurado era que se mostrara con una superioridad que le hizo intentar un nuevo récord del mundo (6,19) y quedarse a nada de poder saltarlo. Y por si fuera poco Athing Mu cerró un 800 con una marca de 1:55.21 (con un parcial negativo en la segunda vuelta 57.82/57.39).

Con todo, el 400 metros vallas pudo ser la mejor prueba de la historia olímpica. Ni el mencionado 800 de Londres puede alcanzar la calidad de la carrera vivida. Es complicado ver que los 5 protagonistas de una prueba estén todos en el mejor estado de forma de su vida. Warholm acabó en 45,94; Benjamin hizo 46.17 y perdió. Alison dos Santos realizó 46.72 y acabó tercero con un registro que si lo hiciera hace poco más de un mes lo convertiría en el ser humano más rápido de la especialidad. El récord del mundo Kevin Young (46.78), que duró desde los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 hasta este mismo año, no habría valido para ser medallista.

El 400 metros vallas a simple vista puede parecer una prueba normal pero para ejecutarla con perfección es necesario ser saltador de longitud, ser saltador de altura, tener la resistencia de un corredor de 800 y tener las fibras rápidas, además de la fuerza, de un velocista. Además de ese componente físico es necesario tener un componente táctico. Cada uno de los atletas tiene una estructura rítmica determinada. Por ejemplo Warholm opta por ir a 13 pasos hasta la novena valla y luego pasar a 15 en la última. Esto le permite batir siempre con su pierna buena. Otros atletas que dominan las dos piernas optan por otras estrategias. El caso más llamativo es Alison dos Santos que en el medio de la prueba corre las vallas a 12 pasos.

Más allá del entrenamiento, y la estrategia que convierte al 400 metros vallas en una partida de ajedrez, hay un elemento que considero fundamental para la revolución vivida. Sin las nuevas tecnologías aplicadas a las zapatillas y los materiales sintéticos de la pista estos registros no serían posibles.