Ana Peleteiro reconoció que lleva “toda la vida soñando” con convertirse en medallista olímpica y afirmó que antes del quinto salto ha conseguido recuperar “a esa Ana guerrera” que ha logrado mejorar su marca.

“No puedo parar de llorar. Sabía que hoy podía ser un gran día, pero nunca me imaginé que lo conseguiría. Soñaba mucho con ello, pero no sabía si iba a ser capaz de sacar ese salto”, señaló en declaraciones al Comité Olímpico Español (COE) tras la prueba. “Por fin puedo decir que soy medallista olímpica. Llevo toda la vida soñando con eso. No me lo puedo creer, tendré que esperar unos días para digerirlo”, reconoció.

Además, quiso agradecer su trabajo a su entrenador, el legendario Iván Pedroso, y a su pareja, el también atleta Nelson Évora, campeón olímpico de triple salto en Pekín 2008. “Doy gracias a mi entrenador, que ha trabajado superduro. Nelson, en el quinto salto, vino a motivarme y a sacarme eso que me ha dado desde que lo conozco. Consiguió sacar a esa Ana guerrera”, subrayó.

Posteriormente, en rueda de prensa, la gallega confesó que era “un honor” haber podido vivir esta final junto a su amiga y compañera Yulimar Rojas. “Entreno y vivo con ella y soy consciente de lo que era capaz de hacer, pero no era consciente de lo que era capaz yo”, comentó.

“Ha sido muy difícil, ha sido una final muy complicada, pero Iván nos ha preparado muy bien, sobre todo mentalmente porque ni Yulimar se podía relajar porque la gente iba a saltar. Es un sueño estar en la final en la que se ha batido el récord del mundo que estaba desde 1995 y que lo haya hecho mi compañera. Ella forma parte de mi medalla y yo sé que formo parte de su medalla, estoy muy feliz por ella”, admitió.

La de Ribeira bromeó con el momento en el que se va a creer que ya es medallista olímpica: “Hasta que no llegue a casa y la vea colgada en la estantería que mis madres han hecho para las medallas. Creo que hasta entonces”.

Insistió la gallega en la importancia del grupo de trabajo. “Tengo un equipo maravilloso. Podría decir que todo es gracias a mi esfuerzo, a las horas dedicadas. Tú puedes trabajar mucho, pero si no estás en el lugar correcto, en el momento correcto y con las personas correctas no funciona”, explicó.

Peleteiro insistió en que la medalla era el premio “a una vida dedicada a esto. Caerte, levantarte...el deporte es algo muy sacrificado que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Me he perdido muchas cosas durante estos años.... Recibir la recompensa a tanto sacrificio es brutal. Así que estoy encantada y me da ganas de seguir luchando por mis sueños. No me voy a acomodar de cara al futuro”.