El arenal de Toralla, perteneciente a la parroquia de Oia, es una de las pequeñas joyas de la ciudad. No es de los más concurridos, puesto que no se puede acceder a él en coche. Se puede llegar a él cruzando a pie el puente, nadando desde O Vao, o en barco. Tan solo se permite entrar en coche en la isla a sus residentes.

Es una playa pequeña y tranquila de 200 metros de largo por 20 metros de ancho, arena fina y blanca. Se trata de la única de la ciudad que está orientada al sur, y partida en dos mitades por el puente que une la isla a tierra.

Es además, la única playa en la que está permitida la presencia de perros en verano, ya que carece de la bandera azul, hecho que impedía el acceso de mascotas a los otros arenales vigueses.

Una villa romana y más playas

A escasos 100 metros se sitúa la Villa Romana de Toralla, un importante  yacimiento arqueológico, pues se trata de la única villa romana conservada en Galicia y que demuestra el asentamiento de romanos en la costa viguesa en los siglos IV y V d.C. La villa, musealizada, está abierta al público.

En frente se sitúan las playas de O Vao y Canido.