Los huevos fritos son uno de los platos estrella de nuestra gastronomía. Son un plato rápido, sencillo y que gusta a casi todo el mundo pero tiene un problema. Cuando echamos el huevo en el aceite la cocina se convierte en un espectáculo. El agua que contiene la yema del huevo provoca que al mezclarse con el aceite caliente se producen las temidas salpicaduras. También puede ser porque la sartén esté algo húmeda por eso se recomienda que cuando vayas a preparar este plato pases una un trozo de papel absorbente para eliminar cualquier resto de agua.

Si eres fan de los huevos fritos pero sufres cada vez que tienes que hacerlos tenemos unos trucos para ti. Siguiendo estos pasos, no tendrás que cocinar a un metro de la sartén por miedo a que salte el aceite y te queme:

Echa sal

Pon a calentar el aceite en la sartén. Cuando el aceite esté caliente, justo antes de echar los huevos, añade una pizca de sal. La sal evita que el aceite salte, ya que absorbe la humedad.

Harina

Ponemos una sartén con bastante aceite y la llevamos al fuego. Cuando el aceite comience a calentarse, incorporamos una pizca de harina (con la punta de un cuchillo será suficiente) y removemos para que se deshaga. Una vez que se ha disuelto la harina, y el aceite está bien caliente, echamos el huevo.

Cáscara de huevo

 Consiste en añadir media cáscara del mismo huevo que vas a freír sobre el aceite de la sartén y no retirarla mientras fríes el huevo. De esta manera, el aceite no salta.

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Al margen de estos trucos debes tener en cuenta que nunca debes echar un huevo a la sartén si lo acabas de sacar de la nevera con el aceite muy caliente. Además, si utilizas una sartén que tenga una pared alta también evitarás salpicaduras.