Que los discursos no son lo suyo es algo que ya habíamos notado en la gala de los Premios Feroz. El carismático Luis Zahera no está acostumbrado a los halagos, o por lo menos, esa es la sensación que nos produce cuando lo felicitan por su trabajo -que suele ser bastante a menudo-.

El gallego se retuerce, agacha la cabeza, se sonroja y, como nos pasa a muchos, se pone nervioso y suelta lo que primero le pasa por la mente. No es una crítica. Lo hace natural y cercano y termina por provocar el "efecto rebote", y es que España entera se derrite por un Zahera que para los gallegos ya es "de los clásicos" de las series y la televisión.

Un segundo Goya como mejor actor de reparto- el primero fue en el 2019 por 'El reino'- que coloca a Luis Zahera en el foco mediático y que promete traerle un 2023 cargado de trabajo, aunque esperemos que le den algún papel en el que no interprete al malo malísimo, que eso ya sabemos que lo hace de premio.

El gallego protagonizó uno de los momentos más jocosos de la noche cuando subió al escenario a recoger su 'cabezón', y eso que pronunció un discurso en tiempo récord. Su premio llegó poco después de comenzar la gala, presentada por Clara Lago y Antonio de la Torre, por su brillante papel en 'As Bestas', la película de Sorogoyen que se lo llevó todo.

Zahera subió saltando al escenario y comenzó con un "pues nada", como queriendo restarle importancia al momento. Continuó con los agradecimientos de rigor a Sorogoyen e Isabel Peña, coguionista de la obra, y añadió que "siempre quise rodar un Wéstern" para poner el broche con un tremendo 'spoiler' de su propia película al asegurar jocosamente que "siempre quise matar a un francés".

Terminó su momento de gloria mandándole un saludo a su compañero de trabajo, de nominación y gran amigo, el también gallego Diego Anido, que hubiese sido digno merecedor del galardón, y al que luego se alzaría con el Goya a Mejor Actor Protagonista, Denis Ménochet.

Con las risas del público como telón de fondo, el simpático Zahera intentó "huir" del escenario por el lado contrario y tras una cómica vuelta de campana logró ponerse a salvo de los focos.