“Princesa” no tiene, precisamente, un final de cuento de hadas. Su protagonista, Dalila, a la que da vida la actriz Nerea Barros (Santiago de Compostela, 1981), se enamora de Juan (Harlys Becerra) y termina viviendo el horror de la violencia machista, el mismo que sufren cada día miles de mujeres. Es, reconoce la artista, un personaje que le ha tocado muy profundamente. Este cortometraje, de Cecilia Gessa, está concebido como la antesala a un largometraje, en el que la ganadora de un Goya a la mejor actriz revelación volverá a ponerse en la piel de Dalila. “Es una historia maravillosa aunque muy dura, con un punto triste pero muy revelador”, afirma la actriz, que en estos momentos rueda “La novia gitana” con Paco Cabezas y que en menos de un mes iniciará la segunda temporada de “Operación Marea Negra”.

–¿Cómo se ha preparado el personaje de Dalila?

–Cecilia (Gessa), a quien admiro y quiero muchísimo, tenía muy claro que quería que yo hiciese el papel porque en apariencia soy una mujer muy fuerte, pero vulnerable y frágil a la vez, y esto era, para ella, un punto muy interesante del que partir. Creo que todas las mujeres, de una forma o de otra, nos hemos sentido vulnerables en un algún momento de nuestra vida, por lo que hay lugares emocionales comunes que entiendes. Pero fue duro. Cuando rodamos, estaba muy mentalizada para que no me pasara factura. El primer día lo llevé bien, pero el segundo estaba rota. No esperaba que me removiera tantas cosas. Y el día del estreno, cuando lo vi en la pantalla grande salí muy tocada. Y el público también.

–¿Le ha sucedido algo parecido con otros personajes?

–Los personajes, cuando trabajas desde el instinto y les dejas tu cuerpo y tus emociones para que fluyan, siempre te tocan de una manera o de otra. El problema es que este fue muy intenso y en muy poco tiempo, y había secuencias para las que no estaba preparada psicológicamente, aunque pensara que sí. La de la violación fue durísima. La empecé muy tensa y después no pude parar de llorar durante varias horas.

–No toda la violencia machista deja marcas visibles, aunque no por ello es menos demoledora...

–Hay muchos tipos de maltrato, algunos tan sutiles que incluso nosotras no somos conscientes de ello cuando lo estamos viviendo. Tenemos muy asumida la violencia, y no solo la física de hombre a mujer; también la verbal, la manipulación psicológica... Muchos casos de violencia machista comienzan con una mujer que ha sido muy feliz, hasta que está acomodada y, entonces, aparece el maltratador.

–Dalila es una mujer fuerte e independiente, algo que contradice el estereotipo que aún se tiene de la mujer maltratada como alguien sin estudios, dependiente o de clase baja.

–Creo que aún hay muchos estigmas y tabúes en torno a este tema. Puedes tener toda la cultura que quieras y ser independiente, y sufrir maltrato. Dalila lo es y está encerrada en un baño sin poder salir, preguntándose cómo ha llegado a esa situación y culpándose. Es necesario romper los tabúes para poder atacar el problema de raíz.

–¿Desde dónde habría que atacarlo?

–Desde la educación. Se trata del lenguaje que empleamos, de cómo crecemos... Los chavales están desprovistos de educación emocional y social, y nosotros, los padres, no estamos tampoco bien educados. Además, ahora pueden acceder a contenidos en internet que muestran como algo normal dar un bofetón o tener sexo no consentido con la novia. Me gustaría que este corto sirviera para disfrutar de un momento de cine que nos haga entender que hay ciertas cosas que debemos cambiar.