La carrera a los Premios Goya del cine español está en marcha y cuatro obras realizadas por gallegos han sido preseleccionadas a mejor corto. Las finalistas se conocerán en los próximos días. Los trabajos con huella galaica son “Amanece la noche más larga” en la sección de animación, de los directores vigueses Carlos Fernández de Vigo y Lorena Ares; “Memoria”, de Nerea Barros, a mejor corto documental; y “La entrega”, de Pedro Díaz, más “Rompente”, de Eloy Domínguez Serén como trabajos de ficción.

Fotograma de “Amanece la noche más larga”. |

Este último, además, se muestra esta semana en el Festival de Cine de Gijón, donde se podrá ver la historia de una joven pareja que acaba de tener un bebé y de cómo vive dicha responsabilidad.

Carlos Fernández y Lorena Ares. |

También en la sección de ficción compite “La entrega”, del compostelano Pedro Díaz, que se vio en el último Festival de Cans donde logró el premio del público, certamen donde años atrás también tuvo muy buena acogida su corto “Mal de sangre”.

Desde su estreno, “La entrega” ha logrado 15 galardones en todo el corto incluido uno en el OUFF de Ourense.

El corto presenta la historia de un hombre mayor encerrado en su casa al que un repartidor le cambia la vida volviendo a conectarlo con el presente.

“La historia nació a partir de una imagen que se muestra al final del cortometraje y que se encontró el coguionista Fran Carballal hace ocho años [y que no se puede desvelar para no chafar el visionado]. Era una imagen muy poética y especial. Desde ella, iniciamos un proceso de escritura haciéndonos preguntas de quién podría ser esa persona”, expone Pedro Díaz.

“La elección del repartidor procede de buscar un personaje que se confrontase con el señor mayor que es completamente analógico, ajeno a las nuevas tecnologías, mientras que el rider vive gracias a a ellas. Hay un nexo que los separa pero que al mismo tiempo los une. Son dos personajes asociales con poca comunicación con el exterior en caso del mayor y con poca comunicación con el interior en caso del repartidor”, añade.

El rodaje se realizó cerca de Segovia, en un pueblo maderero.

Además de las imágenes y guion, la música es vital en esta película. “El corto además de hablar de la brecha digital entre distintas generaciones, así como de la soledad, también habla de la salud mental porque el protagonista pasa por un trauma. Tiene desmemoria y la música es uno de los motores emocionales que tenemos. Normalmente ligamos la música a nuestros recuerdos. El mayor protagonista no quiere olvidar una canción, que es un símbolo de una persona que está comenzando a olvidar los buenos recuerdos de su vida”, señala Díaz.

De ahí que él y el compositor Alberto Torres compusieran un bolero ex profeso para el corto, cuyo estribillo marca a personajes y público. Antes del rodaje, empezaron a preparar el tema.

Ya en la sección de animación, nos encontramos con “Amanece la noche más larga”, Carlos Fernández de Vigo explica que se trata de una historia que tiene como objetivo “mostrar un proceso de reflexión interna a la hora de afrontar decisiones vitales que condicionan el mundo en el que vivimos”.

En el corto, vemos a los cuatro jinetes de la apocalipsis. Los personajes Guerra, Peste y Hambre “representan muchos de los miedos que tenemos al cambio, a no tener comida, a quedarnos sin energía o ciertos recursos, a las noticias falsas”, explica el vigués Carlos Fernández.

Frente a ellos, el personaje de Muerte representa el cambio hacia lo desconocido. “El corto es la conversación entre los cuatro personajes. Vemos un diálogo en un contexto de fantasía mientras discuten el futuro del ser humano”, añade.

Respecto a la plasticidad de la obra, oscura y que recuerda a pinturas de Goya, el codirector de la obra aclara que “es como un cuadro al óleo, como una visita a un museo como mostrando cuadros. Fuimos desarrollando un estilo ligado a las pinturas negras de Goya y que tiene mucho de las iluminaciones de Turner”.

Un equipo de ilustradores trabajó en el filme de manera artesanal, pintando fotograma a fotograma, “para dar la sensación de textura a lo largo de todo el cortometraje con un trabajo meticuloso”, recalca De Vigo.

La historia está inspirada en un relato de Ángel de la Cruz, “La muerte tenía un precio”. “Es un chiste suyo porque le puso ese nombre porque todo transcurre en el barco de Muerte (de ahí, pecio). Con Ángel trabajamos en otras películas como ‘Memorias de un hombre en pijama’ (nominada a mejor película de animación en los Goya de 2018)”, señala Carlos Fernández de Vigo quien admite que el guion inicial de De la Cruz presentaba más comedia y que ellos la giraron hacia un espacio más oscuro en el trabajo final como si se tratase de una premonición y de un pacto de meigas anticipando la pandemia COVID o la guerra de Ucrania, ya que el guion se escribió cuatro años atrás.

Nerea Barros y su historia sobre el Mar de Aral

En el área de cortometraje documental, Galicia está representada por el trabajo de Nerea Barros. “Memoria”. Se trata del primer filme de la actriz como directora y guionista. Fue presentado en el Play Doc este año, entre otros festivales. El filme recibió el premio a la mejor dirección de fotografía en el Festival de Cortometrajes de Aguilar de Campo. ‘Memoria’ consiste en una historia de un abuelo, antiguo pescador del mar de Aral en Uzbekistán, y su nieta. Se trata de un mar que prácticamente ya no existe y que fue desapareciendo en las últimas décadas a pesar de ser uno de los lagos más grandes del mundo, con 68.000 kilómetros. Se le considera uno de los mayores desastres medioambientales de la historia, de ahí que el corto lance la llamada de atención sobre el cambio climático ya que comenzó a desecarse a raíz de los trasvases de agua realizados de ríos que confluyen en él. Tras la desaparición de la URSS como unión, los distintos estados que comparten el lago-mar están enfrentados sin que se le dé una solución a esta catástrofe y sin que regrese el agua que décadas atrás alimentaba a estas poblaciones. Tanto el abuelo como otras personas “son incapaces de irse de ahí porque es su tierra y no quieren desprenderse de sus recuerdos. La nieta nunca ha visto el mar, de ahí que la transmisión de la memoria sea tan importante”, señala la gallega Nerea Barros.