Teatro en Moaña | SABATINO CACHO PALMA Actor, autor y pedagogo teatral

“El teatro es siempre frágil y precario, como nuestra existencia”

Debuta hoy en los escenarios gallegos con la obra ‘22 de agosto’, que representa en Moaña

Sabatino Cacho Palma, ayer, sobre el escenario de Quintela en el que actúa hoy.

Sabatino Cacho Palma, ayer, sobre el escenario de Quintela en el que actúa hoy. / GONZALO NÚÑEZ

Sabatino Cacho Palma (Rosario, 1957) es un prestigioso autor, director, actor y pedagogo teatral argentino, además de médico psiquiatra y psicoanalista. Hoy actúa en Moaña con su obra ‘22 de agosto’, que recorre varios pasajes clave de la historia de Argentina. La pieza se presenta en el centro cultural Daniel Castelao de Quintela a las 20.30 horas. Es la primera vez que Cacho Palma trae “una obra propia” a Galicia.

– Se dice que el teatro siempre vive en precario. ¿Cómo está su situación en Argentina? ¿Especialmente difícil?

–Claro que está muy difícil, ya que las oscuras intenciones del nuevo gobierno apuntan directamente a la desmantelación de nuestra cultura y a desarticular nuestras redes de trabajo. Como bien dices, el teatro es siempre precario, como es frágil y precaria nuestra existencia. Pero como digo en esta obra, el teatro se nos hace necesario, imprescindible en momentos de caos, de angustia y de crisis profunda. Pero claro, requiere ciertas condiciones mínimas, que de no estar presentes, nos sumergen en la impotencia y en la incertidumbre absoluta. Llegando a la pavorosa problemática de que nuestro teatro ya no se encuentra con las dificultades inherentes a toda clase de aventura creativa o con los imponderables que conlleva trabajar siempre con un material “vivo”, nómada e inestable, como es la materia teatral y su lenguaje altamente polisémico. Sino que nos vemos empujados y de alguna manera sancionados a quedar reducidos a meros entretenimientos complacientes e inocuos.

–Usted es psicoanalista. ¿Cómo analiza el vuelco político de su país? ¿Los argentinos se volvieron liberales de golpe?

–Práctico el psicoanálisis desde hace ya 40 años, creo que sigue siendo una bella manera de tratar el sufrimiento humano por la vía de la palabra, para reencontrarnos con ciertas verdades inherentes a nuestra singularidad, para hacer lugar para el deseo, que sigue siendo el motor y lo esencial de nuestra existencia. El psicoanálisis también nos enseña a ser responsables de nuestra posición subjetiva y a hacernos cargo de nuestras decisiones y de nuestros actos, que siempre tienen consecuencias. Entonces, a partir de mi experiencia y de mi práctica, se me ocurre pensar que estamos en un momento de franca confusión y de enorme debilidad simbólica cultural. Hoy anestesiados y atontados por un dogma liberal a ultranza, muchos argentinos (pero también, considero, que está pasando en muchos otros lugares del mundo), que creen expresar una voluntad de cambio o que buscan alternativas a su malestar, se encuentran repitiendo como loros, frases hechas, maceradas por los medios masivos y corporativos de comunicación, por lo cual, más que expresarse, resultan encubiertamente silenciados, amordazados y censurados, al punto que no se puede pensar, ni mucho menos, reflexionar y se termina respondiendo ciegamente, siendo tomados por una debilidad mental que parece hacerse epidémica (¿Será la nueva pandemia?).

–La obra ‘22 de agosto’ tiene referencias de la historia de Argentina. ¿Son eventos que se conocen a este lado del Atlántico o pueden dificultar el entendimiento por parte de aquellos espectadores que no conozcan bien la historia de su país?

–Si bien ‘22 de agosto’ es una obra fuertemente testimonial, con elementos biográficos y que por momentos toma el carril de una crónica, está construida y trabajada desde una fuerte y conmovedora estrategia teatral, con una estética que pretende, a través de lo singular de una experiencia, construir puentes de revelación y de rebeldía, para poder hacer lugar, desde lo sensible, a temas inherentes a toda la humanidad, que hoy, lamentablemente se encuentran en riesgo. En un momento clave el actor interroga al público: ¿cómo queremos vivir? ¿qué estamos dispuestos a hacer? y esto se propone, a partir de atravesar junto al público, cuestiones pertinentes para nuestro futuro humano que resultan francamente universales, como son los derechos humanos, la verdad, la memoria y la justicia... Y sobre todo es una obra que interpela con fuerza y con magnetismo, todo tipo de opresión, no solamente la social, si no también, la familiar o la moral (la que por ejemplo condena y excluye al diferente). Por suerte, tengo ya una fuerte y notable experiencia lograda con las primeras cuatro funciones en suelo Español, dos en Madrid y dos en Barcelona, donde el público participó con notable entusiasmo y siguió los acontecimientos con mucho interés y compromiso. El aplauso firme y sostenido por minutos, de un público profundamente conmovido que me ha brindado cálidos abrazos de reconocimiento y de gratitud.

–Unir tantas historias en una misma obra no es algo muy visto. ¿Cómo la acogió el público desde el principio?

–Esta obra se estrenó en mi ciudad, Rosario, a fines de mayo de 2023, y siguió con temporada en Rosario y en Buenos Aires, luego una gira por el interior de Argentina y Colonia y Montevideo como paso previo a nuestra querida España, por eso, ya está llegando a sus primeras 50 funciones, y antes ya de su estreno, empezó a dialogar con algunos invitados a ensayos generales. Entonces la pieza teatral se fue templando y se fue encontrando a sí misma, en un verdadero trabajo en proceso y de transformación permanente, donde la obra fue creciendo y mejorando día a día su modo de “llegada” y su contacto con el afecto más profundo de cada espectador.

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