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Festival SonRías Baixas
Jacobo Naya Músico y miembro de La M.O.D.A.

“Intentamos hacer música con toda la sinceridad posible y se plasma en las letras”

Los siete componentes de La M.O.D.A., que actúan esta noche en el SonRías. | // LAURA SISTERÓ.

Bajo el acrónimo de La M.O.D.A. (La Maravillosa Orquesta del Alcohol) se encuentra un grupo de siete músicos que hace diez años emprendieron una aventura. Una década después, el resultado los alza como una de las bandas referentes del panorama musical del país, sin dejar de lado su ética. Esta noche [22.30 horas] regresan al escenario del SonRías, tras agotar las entradas, para presentar “Ninguna Ola”, su último disco. Antes, la gallega Sabela Ramil presentará su nuevo proyecto [21.00 horas]. El coruñés Jacobo Naya, miembro de La M.O.D.A., reflexiona sobre la trayectoria de un grupo que va más allá de la música.

–No es su primera vez en Bueu. Han estado en la edición del festival previa a la pandemia. Ahora vuelven con una situación totalmente diferente, con aforo reducido y público sentado. ¿Cómo afrontan este regreso?

–Con muchas ganas e ilusión, como siempre. Se ha trabajado mucho y hemos tenido mucha suerte de poder tener una agenda llena de conciertos a pesar de la situación actual. Nos hemos ido acostumbrando a los nuevos formatos y hemos adaptado el concierto para ello. Esperamos que el público disfrute igual.

–Han pasado de tocar en bares a convertirse en uno de los grupos más destacados del panorama musical. ¿Cómo lo han logrado? ¿Se lo esperaban?

–Nunca te puedes esperar algo así. No creo que haya una o unas pocas razones que expliquen como conseguimos todo lo que hemos hecho (desde la gira por México y EEUU, conciertos en Bogotá hasta una gira por pueblos de la provincia de Burgos o llenar el WiZink Center de Madrid...). Puedo decir que hemos hecho muchos, muchos kilómetros y hemos dado muchos conciertos. Por suerte, a esos conciertos venían cada vez más personas que nos han permitido trabajar en nuevos discos y giras.

El SonRías Baixas llega a su ecuador con Travis Birds

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–Vuelven tras la publicación de su nuevo disco, “Ninguna Ola”, con un tono diferente a sus trabajos anteriores. ¿Han arriesgado? ¿Cómo fue la reacción del público?

–Supongo que sí hemos arriesgado cuando en este disco hay menos elementos en las canciones que de costumbre. Tanto el público como nosotros estábamos habituados a eso. Lo que hemos hecho es evolucionar y crecer musicalmente. La acogida está siendo muy buena y rápida. Entendemos que puede ser un disco más complejo y que necesita unas cuantas escuchas para conectar con él.

–¿En qué se han inspirado para componerlo?

–En los miles de cambios que existen en la vida personal y en la consciencia de que nada permanece eternamente. Todo empieza, todo acaba, y en ese ciclo, en ese viaje, andamos nosotros transitando, intentando hacer equilibrio y avanzando sin saber muy bien a donde. A veces andando hacia adelante, a veces hacia atrás o en círculos, conscientes o perdidos, pero siempre hay un movimiento, un cambio constante que acaba cuando te mueres.

–Sin embargo, no han perdido la identidad y es un disco con mayor protagonismo de todos los miembros del grupo. ¿Cómo llegaron a este punto?

–El trabajo conjunto con el productor, Raül Refree, fue muy importante para conseguir que estuviésemos todos presentes, pero que a la vez hubiese espacio en las canciones. La M.O.D.A. somos los siete tocando juntos en una habitación, si seguimos haciendo eso, seguiremos sonando a nosotros.

Todos los integrantes de La M.O.D.A. Laura Sisteró

–Tocan música alegre, pero con unas letras que tienen las emociones a flor de piel.

–Hay canciones más alegres que otras musicalmente, o más reconfortantes y tristes a la vez. Nos gusta pensar que este último disco parte de una tristeza inmensa, pero termina en un abrazo colectivo infinito. Intentamos hacer música con toda la sinceridad posible y eso se plasma en las letras.

–El disco ha sido producido, precisamente, a la orilla del Atlántico. Ahora vienen a un lugar como Bueu, con una fuerte tradición marítima.

–Sí, a pesar de ser un grupo mayoritariamente compuesto por gente de Castilla, siempre ha habido una conexión poética con el mar en las letras de David. Volver a verlo y olerlo siempre se agradece.

–En algunos temas ponen en valor los pequeños lugares frente a las grandes ciudades masificadas. Ahora tocan en Bueu tras pasar por grandes sitios como Madrid o Barcelona. ¿Cómo es combinar en una gira lugares tan diferentes? ¿Qué le aporta venir a sitios así?

–Creemos que es necesario poner en valor lo que se hace en los lugares con menos exposición y cuidarlos, también que lo hagan los políticos. Somos muy afortunados de poder tocar en sitios tan distintos. En las poblaciones con menos habitantes siempre hay un poco más de mimo en lo que rodea al evento y, por ejemplo, casi siempre se come mejor, algo que se agradece cuando estás fuera de casa. En sitios más pequeños se suele andar menos apurado. Eso ayuda a que las cosas se hagan de otra manera y con otra dedicación. La sensación de calma, cerca del mar, nos recarga las pilas para volver a la furgo e irnos a por el siguiente.

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