Las diferencias de opinión de los vendedores de raza gitana con la Guardia Civil se dejó ver ayer en el mercadillo de Cangas, al menos eso parecía. Resulta que dos mujeres de esa raza vendía sus productos con unas mascarillas que les cubría la cara, en las que lucía el logopito de la benemérita institución. Hubo quien desde el gobierno local advirtió al Instituto Armado de esta situación, por si pudiese servir de interés a los agentes del cuerpo que atienden la plaza de Cangas. Una vez transmitida la información a la Guardia Civil, los agentes respondieron que no se podía utilizar una mascarilla con el logotipo del cuerpo y se propusieron acudir a la zona donde un miembro del gobierno local había presenciado escena semejante. Ahí se perdió la pista. No sabemos qué medidas se adoptaron ante lo que se suponía podía ser una burla al Instituto Armado o simplemente un acto que solo los de fuera ven como mofa. Hubo más gente que presenció atónita a las vendedoras con la mascarilla anti COVID-19 puestas. Causó risas en algunos y en otros malestar.
Habrá que seguir la pista y saber si este tipo de comportamientos obedece a un plan urdido en la sombra o simplemente fue la anécdta de un día de mercadillo en Cangas, que a pesar de la subida de los contagios sigue teniendo éxito.