Una Borriquilla a cuestas

Nos enfrentamos un año más a una dura Semana Santa, se nos hce cuesta arriba, cansados de todo un año de pandemia y sin todavía poder volver a aquella rutina que se traduce en una nueva normalidad que no gusta a nadie. Y no creo que a la Iglesia tampoco viendo colgar sus imágenes en carteles, como están en Cangas, y sin poder disfrutar de ellas con los pasos en las procesiones que tanto llenaban la localidad. Atrás queda el recuerdo de la Borriquilla bajando por la calle Real hasta a alameda para proceder a la bendición de los ramos con los niños estrenando ropa y las familias presumiendo de ellos. Hoy nos tenemos que conformar con la Borroiquilla colgada en una fotografía en un balcón.

Pero vivimos un calvario

Aunque sin celebración de Semana Santa, dicen que en Cangas sí que se vive un auténtico calvario en el Concello, después de que la oposición tumbara el Plan Concellos, con todos los cuartos que ello representa. Dicen que tienen su propio Sanedrín de Jerusalén y su Poncio Pilato en busca ambos de a quién flegalar para luego crucificar.