La mayoría de la flota de bajura quedó amarrada a puerto. | // G.NÚÑEZ

Solo cuatro barcos salieron ayer a la centolla en Cangas. | // G.NÚÑEZ

El temporal “Bella” obligó ayer a que gran parte de la flota de bajura de la comarca de O Morrazo tuviese que quedarse amarrada a puerto en plena campaña navideña y a tres días para fin de año. La puntilla a un año que en líneas generales ha sido nefasto para el sector del mar, con menos ventas por culpa de la pandemia y el cierre de la hostelería o por la escasez de algunas especies, como el pulpo. Pero siempre hay excepciones. El sábado fueron los percebeiros de Cangas, que consiguieron colocar su producto a unos precios entre los 243 y los 190 euros el kilo. Ayer les tocó el turno a sus compañeros de la agrupación de navalleiros, que alcanzaron otro techo histórico: 40,50 euros el kilo.

Las condiciones del mar y el fuerte viento impidieron a la mayoría de la flota de pesca artesanal salir a faenar. Los únicos que pudieron sortear las consecuencias de “Bella” fueron los barcos de Moaña, que se dedican fundamentalmente al marisqueo a flote y que trabajan en la parte interior de la ría. En el caso de Cangas y Bueu solo pudieron faenar aquellos oficios y embarcaciones que faenaron en zonas más resguardadas. Es el caso del erizo, el marisqueo a flote e incluso algunos barcos de los aparejos que regresaron a puerto con algunas centollas. En la lonja canguesa el crustáceo ayer superó los 40 euros en la primera parada. Oficios que trabajan de noche, como la pesca del camarón y la nécora, tuvieron que quedarse amarrados porque fue precisamente durante la noche cuando se registraron las peores condiciones.

“Se puede luchar contra muchas cosas, pero no contra los elementos meteorológicos. Pero no se trata de nada a lo que no estemos acostumbrados, estamos en Galicia y esto es un reflejo de lo que pasó en años anteriores”, explica el patrón mayor de Bueu y presidente de la Federación Provincial de Cofradías, José Manuel Rosas. En este caso, teniendo además en cuenta las dificultades ocasionadas por la pandemia, cobra más sentido que nunca el dicho de que llueve sobre mojado. “La valoración es difícil porque estamos en una época en la que las capturas siempre valen un poco más y venimos de un año bastante complicado, aunque es cierto que hubo sectores que se pudieron defender bastante bien”, añade Rosas.

Uno de los sectores que ayer se llevó una de las grandes alegrías de los últimos tiempos fue el de la navaja de Cangas. A pesar de las condiciones meteorológicas los navalleiros pudieron ir hasta Cíes, donde la veintena de tripulantes que ayer trabajaron recogieron más de 300 kilos de navaja. La primera parada fue a 38,05 euros, pero las dos siguientes fueron a un precio ligeramente superior: 40,50 y 40,10 euros.

Esos 40 euros suponen todo un récord para este marisco. Según los datos de la plataforma Pesca de Galicia, con registros desde 2001, hasta la fecha el precio más alto pagado hasta la fecha fue 33,60 euros durante la campaña navideña de 2019. Ese precio fue superado este mismo mes de diciembre, con una parada de 35 euros. Pero ayer se fue más allá y se superó la barrera de los 40 euros, algo que nunca había sucedido hasta la fecha.

Uno de los recursos que mejor está aguantando la situación es el erizo, con una campaña que abarca de octubre a abril. En Cangas estos días se cotizó a un máximo de 23 euros, mientras que en Bueu rozó los 25.

Los percebeiros cangueses fueron este fin de semana al islote de Agoeiro, una zona sin tocar desde hace más de un año, y contaban que ante las previsiones meteorológicas de esta semana fuese su último día de trabajo del año. No obstante, no descartan que finalmente hoy puedan salir a trabajar si los elementos se lo permiten.

Desde la cofradía de Moaña explican que las cerca de 40 embarcaciones de marisqueo a flote trabajaron ayer tanto frente a las costas de O Con (Tirán) como de O Arroás (Meira) y Canido (Vigo). También trabaja estos días el marisqueo a pie para atender a la alta demanda propia de la Navidad.

El mayor abrigo del que disfrutan los marineros de Moaña con su base en el puerto de Samertolaméu les permite seguir trabajado pese al temporal y no verse afectados en el principal periodo de ventas del año.

Los mercantes buscan refugio al amparo de las Illas Atlánticas

Las Illas Atlánticas constituyen una especie de escudo natural contra el mal tiempo, una protección a la que han tenido que recurrir una vez más varios barcos mercantes ante las condiciones del mar que trajo consigo el paso del temporal “Bella” antes de despedir el año 2020. Al refugio de Cíes se contaban ayer hasta una docena de grandes barcos, como el “Hilke”, “Sunnanvik”, “Externo”, “Caroling”, “Evinco” o el “Bomar Júpiter”. Entre ellos hay cargueros, un portacontenedores y otros dos de transporte de productos químicos y combustible. Su puerto de destino no es Vigo, pero ante las condiciones del mar y de viento tuvieron que resguardarse al abrigo del archipiélago de Cíes a la espera de una mejoría que les permita retomar la navegación. Una situación similar se vive en Ons, en la bocana de la ría de Pontevedra, Ayer había media docena de barcos mercantes que buscaron la protección natural de la isla bueuesa, a la espera de que amainase el temporal y poder seguir con su rumbo.