Por el tráfico y el número de coches aparcados en la carretera PO-551 ya desde la rotonda de O Gordo parecía que,de repente, la pandemia había desaparecido. Había atasco a la entrada de Cangas y en el cruce de la citada carretera con la avenida de Marín se citaban numerosos coches, cual si la vía estuviera cerrada por culpa del pregón y de la "Quema de damas y galanes" delante del Concello. Las terrazas se llenaban poco a poco en un día de esos que el diablo anda por Ferrol: "Cando chove e fai sol anda o demo por Ferrol". Y llovía en una terraza y en la de al lado brillaba el sol. Hasta que la nube se hizo más grande y sembró el pánico entre los hosteleros y aquellos valientes que se habían atrevido a vivir la sesión vermú. Fue una fuga hacia el interior de los locales que rompió con todas las distancias de seguridad que marcan los muchos protocolos anti-Covid 19. Pero duró poco el chaparrón. De inmediato el sol volvió a imponerse .

En la calle Fomento se seguía con la particular movida del verano. Allí se toca música, se baila y se canta al ritmo del grupo Naboeiro. El rincón de esa calle Fomento tiene olor a fiesta. Más adelante, las terrazas de madera huelen a marisco recién hervido a caña recién tirada y a vino blanco del caro. Alrededor de las 14.30 horas se despeja algo más las terrazas. Los vecinos de Cangas tienen invitados a comer y en las casas huele a churrasco, a pescado frito y a empanada de xoubas de la abuela. Hasta ese momento, ni una sola bomba de palenque se escuchó. Que a lo mejor las echaron pero fue con mucho recato.

Así que se esperaba más de la tarde noche. Parecía que Cangas estaba dispuesta a festejar la no Fiesta del Cristo. Pero no hubo lleno en las terrazas de Eugenio Sequeiros y en los puestos de rosquillas apenas se paraba gente. En la calle se aseguraba con vehemencia que "os jodechinchos marchanse mañá". Los restaurantes de Eduardo Vincenti marcaban lleno, también los de la Praza do Arco. Pero no había el bullicio de las jornadas de fiesta por la calle. Es cierto que la noche se puso fría, pero el trasiego de gente de un lado a otro no era el de otros años a las 22.00 horas.

Hoy nos espera el primer Día del Cristo sin procesión. Que tuvieron que pasar muchos años para que semejante acontecimiento tuviera lugar. No habrá guerra de cifras respecto a cuantos fieles asistirán a la procesión. Ni peligrará la imagen en una torpe salida de la excolegiata.