"Desde el día 13 estamos intentando buscar soluciones, pero las líneas aéreas están colapsadas y hay cero garantías de no quedar atrapados en medio de la nada", relatan desde la ciudad tailandesa de Krabi Patricia Cortizo y Bruno Gallego, dos jóvenes de As Gruncheiras, en la parroquia canguesa de Coiro, que partieron la semana pasada para disfrutar de un viaje de ocio al sureste asiático de donde ahora pretenden salir, de momento sin éxito. El cierre de fronteras y el colapso en los aeropuertos, que afecta doblemente a ciudadanos españoles debido a la especial incidencia del Covid-19, los mantiene bloqueados a la espera de algún enlace aéreo que les permita regresar por cualquier vía, aunque las gestiones realizadas con su agencia y distintas compañías de aviación, amén de la embajada de España, no están dando los frutos deseados. Y eso que ya casi cualquier opción les sirve. "Llevamos días de trámites, con mucho tute, y estamos cansados. A ver que nos depara mañana...", suspiran.

Cuando Bruno y Patricia emprendieron el viaje soñado, la situación era bastante más "tranquila" que la que se vive ahora y el coronavirus aún no era una amenaza global, explican sus allegados, que están haciendo lo posible por ayudarles en las gestiones que agilicen su regreso. Entre otras, contactar con el alcalde, Xosé Manuel Pazos, para que actúe de enlace ante otras administraciones que tienen competencias en la materia. "No es una situación dramática, porque ellos están bien, pero sí de mucha incertidumbre", reconocen.

Los planes iniciales de Patricia Cortizo y Bruno Gallego tuvieron que actualizarse y adelantar el regreso ante el avance de la pandemia. Los más recientes pasaban por volar este domingo desde Krabi a la capital del país, Bangkok, y desde allí a Estambul para enlazar con Oporto, última escala en su regreso a Cangas. Pero las cancelaciones de vuelos, las reubicaciones frustradas, las trabas que ponen algunos países, como Turquía, para dejar entrar a viajeros que no lleven al menos 14 días fuera de España o el riesgo de elegir una ruta alternativa que empeore sus condiciones actuales reducen las posibilidades y están jugando en su contra. "Todo es bastante caótico, pero hay que analizar las opciones viables y mantener la calma", sostienen.