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Entrada al vertedero sellado de Varalonga, en Cangas. // G.N.

El final de los vertidos en el monte

Moaña es el único concello con un plan anual para el control de los vertederos sellados de basura

Realiza inspecciones de lixiviados y biogás en A Fraga con una empresa externa -Se acometen en verano y hasta ahora "sin problemas" -Cangas trabaja en un parque forestal en Varalonga y en Bueu hay dudas de la ubicación

Lejos quedan las imágenes de cuando la basura se acumulaba en vertederos municipales al aire libre. Se fueron clausurando a comienzos del año 2000 para cumplir con la normativa europea. Pero esos vertederos sellados como el de Varalonga de Darbo, en Cangas; el de A Fraga, en Moaña y el de Castiñeiras, en Bueu, siguen ahí, bajo la capa de tierra, impermeabilizados y con chimeneas de biogás con los que quedaron sellados. En cuestión de cinco años se agotarán los plazos para que esos terrenos puedan ser destinados a otros usos. Pero ¿cómo se están haciendo los planes de vigilancia y control de estos basureros subterráneos, sus emisiones de biogás y análisis de sus lexiviados o aguas residuales?

El único Concello que confirma que cumple con la obligación de realizar controles periódicos es el de Moaña. El concejal de Medio Ambiente, Odilo Barreiro, asegura que el control y seguimiento del vertedero viene determinado por la orden de 20 de julio de 2009, de la Consellería de Medio Ambiente, para regular la construcción y gestión de los vertederos. En su disposición adicional primera consta que los vertederos de residuos urbanos sellados hasta ese momento por la consellería en que exista acta de recepción definitiva de las obras de clausura, se consideran definitivamente clausurados. Y añade que en estos supuestos, el Concello "será el responsable del mantenimiento del vertedero y del cumplimiento del plan de vigilancia y control ambiental establecido según las directrices del anexo XII" de la citada orden. Este anexo es el que refleja el programa de vigilancia y control en donde consta que el informe debe detallar un reportaje fotográfico del vertedero y el estado en el que se encuentran cada uno de los controles, resultado de la analítica de lixiviados con la firma del responsable del laboratorio y el resultado de las mediciones de la composición de biogás por la empresa de control.

Barreiro asegura que todos los años el Concello contrata una empresa externa para llevar a cabo estas labores de control. A mayores, dice que el Concello realiza labores de limpieza y desbroce con el fin de facilitar el trabajo de control y, de hecho, en el informe de 2018, consta un agradecimiento de la empresa en este sentido porque de esta manera los técnicos se pueden acercar a las campanas de aireación, sin peligro. En el informe de ese año, que es el que aporta el concejal, consta que en la inspección de medición de chimeneas, no se distinguen valores que puedan hacer cambiar las condiciones de aireación, con bajo contenido de metano y alto contenido de oxígeno. En el informe figuran 13 chimeneas. Los valores registrados eran muy parecidos a los registrados anteriormente, muestreados en agosto. Odilo Barreiro asegura que los controles en Moaña se suelen realizar en verano.

En el caso de Cangas, el concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, Hugo Barreiro, no podía concretar la situación de este Plan de control, aunque sí que asegura que se está cumpliendo con el proyecto de regeneración de todo el entorno en donde se está acometiendo un parque forestal, con financiación de la Diputación, en colaboración con las comunidades de montes de Darbo y de O Hío. Consiste principalmente en el desbroce, retirada de eucaliptos y repoblación con árboles autóctonos, si bien el proyecto incluye una gran tirolina, cuya colocación se está valorando por cuestiones de presupuesto. La primera fase ya se ejecutó y la segunda, dice el concejal, con una inversión de 45.000 euros, empezará en dos semanas.

En Bueu, la situación es menos clara todavía. El alcalde Félix Juncal reconoce que en 2015 la Consellería de Medio Ambiente había solicitado documentación al Concello sobre el plan de vigilancia del vertedero sellado -ubicado en el polígono de Castiñeiras- y dice que ellos contestaron que se cumplió con las exigencias. Eso sí, el Concello pidió entonces a la Xunta que aclarara si entregó en su momento la obra del sellado del vertedero municipal, ejecutada en el año 2000, porque no les aparecía ningún documento. Entonces, en el informe que hizo el Concello desplazando a varios operarios municipales hasta el vertedero, no pudieron localizar el depósito de lixiviados para la toma de muestras, ya que la ubicación contemplada en el proyecto no se correspondía con la realidad. Medio Ambiente pidió subsanar la situación y también deficiencias como la existencia de árboles y falta de cierre perimetral. Tenía un plazo de dos meses. Juncal dice que desde entonces no han vuelto a recibir nada más, por lo que espera que todo se haya cumplido, y que los terrenos son de la Comunidad e Montes de Bueu que tiene en marcha un proyecto para instalar en la zona un colmenar.

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