Gaita y acordeón, tradición y fusión, Galicia e Irlanda se dieron ayer la mano para poner el broche de oro a la trigesimoquinta edición del Festival Intercéltico do Morrazo, la más femenina de los últimos tiempos. El cierre del certamen fue el mejor posible y no dejó a nadie indiferente, con una apuesta por uno de los gaiteiros gallegos de más renombre, el moañés Anxo Lorenzo (integrante además del comité organizador del certamen), y por una de las grandes del folk irlandés, la acordeonista Sharon Shannon. Ambos reunieron a cientos de personas en el paseo marítimo moañés para una velada de fiesta y baile que deja ya resaca pensando en la próxima edición.

Crecido por el hecho de jugar en casa y acompañado en el escenario por otro virtuoso como Blackie O'Connell, Lorenzo desplegó un repertorio con Vórtex, su último trabajo -aún inédito en Moaña- como eje principal, pero jalonado por temas de sus otros trabajos, desde los tiempos de Spiritu 986 a sus álbumes en solitario Tirán y Confuxon. Fue un concierto energético, que conectó con el público desde el primer momento y que elevó la temperatura de la noche moañesa. Lorenzo fue profeta en su tierra.

Cuando llegó su turno, Sharon Shannon ya se encontró a un público entregado. La irlandesa, uno de los nombres que restaba por engrosar el listado de ilustres que han pasado por el Intercéltico, se subió al escenario, y esbozó la eterna sonrisa de quienes disfrutan con lo que hacen. Junto a Jim Murray, Jack Maher y Sean Regan, ofreció un recital en el que la tradición folk es solamente la obligada base sobre la que experimentar con nuevos ritmos y fusionarlo con otros estilos. Exhibió las tablas de toda una veterana y dio lustre a una edición en el que no faltó la música gallega de raíz con Tanxugueiras y Habelas Hainas, y agradables descubrimientos de grupos emergentes como los escoceses Talisk y Kinnaris Quintet.