Por mucho que sea una tradición ancestral, la Danza de San Roque también se renueva. Este año contó con nuevas nuevas incorporaciones jóvenes, entre ellas Martín, un niño de ocho años. A su corta edad, ya se defiende y es todo un especialista en el baile. Aunque es su primer año como "dama", desde que tiene uso de razón se ha vestido de peregrino en esta fiesta junto a su hermano.

"Non estou nada nervioso", aseguraba el pequeño. Y es que esta danza no es ninguna novedad para él. "Leva toda a vida vendo bailar ao seu pai", explica su madre. José Manuel, además de ser padre de Martín, es uno de los galanes más veteranos que interpreta el ritual al Santo desde hace ya 33 años. Esta fue la primera vez que bailaban juntos. "Estou eu máis nervioso ca el, velo así é unha alegría", contaba ayer José Manuel con sonrisa y ojos de emoción. El traje de dama le quedaba un poco largo, "por iso lle tivemos que facer uns amaños de coidado...", explican entre sonrisas sus padres.

José Manuel lo ha ofrecido al Santo mientras pueda, así que tendrá que continuar su tradición. "Eu perdín de ir ao mar e deixei de ir en barcos por estar aquí, na Danza de San Roque. A única promesa que fixen foi que este día tiña que estar en terra", sentencia emotivo José Manuel.

Y Martín no es el único nuevo danzante entre las filas de baile de esta celebración. También es el primer año para el joven Andrés Ovenza. Por su parte, Dani Armada ha ascendido este año de dama a galán. Toda una conquista.