Los sindicatos y la plantilla del Concello de Bueu han comenzado a dar los primeros pasos para intentar retomar las negociaciones de la Relación de Postos de Traballo (RPT). Los movimientos llegan justo un mes después de la asamblea de personal diera un sonoro portazo a la que en teoría era la última propuesta presentada por el gobierno local. Tanto el comité de empresa como el sindicato CIG registraron durante la última semana sendos escritos dirigidos al regidor, Félix Juncal, en el que le reclaman que convoque de nuevo a la mesa negociadora para volver a valorar el documento o para buscar "saídas alternativas".
Desde el gobierno local confirman que en las próximas fechas se procederá a convocar una reunión con los representantes de la plantilla municipal para estudiar la situación e intentar retomar la senda negociadora. La posibilidad de que el ejecutivo opte por una aprobación unilateral de la RPT parece harto improbable, toda vez que fue el propio equipo de gobierno quien solicitó a la mesa negociadora, con la que a priori había alcanzado un acuerdo, que sometiese el texto a una asamblea con todos los empleados municipales. En esa cita hubo un "total rexeitamento", como reconoce el escrito de la CIG, así como quejas referidas al proceso de valoración de cada puesto y por el hecho de que supuestamente no se tuvieron en cuenta muchas de las sugerencias del personal municipal. Además los sindicatos reconocen que con la negativa a aceptar la RPT el Concello se "ahorra" una importante cantidad de dinero, puesto que se recogía el compromiso se incrementar la masa salarial en unos 140.000 euros de manera gradual durante los próximos tres años.
Segunda negativa
La negociación para aprobar la primera RPT del Concello de Bueu se está revelando más compleja de lo que preveía el equipo de gobierno, que esperaba que estuviese aprobada durante el año pasado. El portazo de hace un mes no es el primero de la plantilla municipal a este documento. En noviembre de 2016 ya hubo una serie de asambleas en las que la posición de los empleados -funcionarios y laborales- fue similar. En aquel momento las críticas se centraban en el hecho de que no se recogiesen en la RPT 17 plazas de personal de limpieza, que se consideraba que eran una necesidad estructural, ni la dotación económica suficiente.
