Mucho más puntual que la del miércoles, la procesión de Jueves Santo salió de la ex colegiata de Cangas a la hora prevista: las 20.00. La niebla se había puesto en la ría de Vigo y el frío se había apoderado de los muchos fieles y curiosos que esperaban en las aceras ver pasar la procesión más numerosa de la Semana Santa de Cangas. Antes, el párroco de Cangas, Severo Lobato, había vuelto a poner en práctica la tradición de lavar los pies, siguiendo el ejemplo de Cristo en la última cena, tradición que había flaqueado por sus muchos condicionantes. La procesión de Jueves Santo tiene como nombre la de los "pasos", no en vano salen a la calle la Virgen de los Dolores, la Oración del Huerto, la Flagelación y la mesa de la Última Cena, en las que participan las hermandades de la Cofradía de la Misericordia, la Asociación del Santísimo Cristo del Consuelo y la Hermandad de la Virgen de los Dolores. Las calles se cierran al tráfico a las 19.00 horas y a esa hora ya hay gente apostándose en las inmediaciones de la calle Eduardo Vincenti y de la Alameda Vella para presenciar la procesión a la que ponen banda sonora la Banda de Tambores y Cornetas de Cangas y la Banda de Música Belas Artes.

Las procesiones en Cangas acostumbran a ser lentas. La bajada de la calle Real para llegar al aterrado se hace complicada por la estrechez del camino y mientras la Virgen de los Dolores aún salía de la ex colegiata, la cabeza de la procesión, con la mesa de la Última Cena se encontraba ya doblando la esquina del Reloj en la Alameda Vella. La mesa de la Última Cena es un paso que se transporta con ayuda de ruedas que dirigen cuatro portadores, en esta ocasión, dos mujeres en la parte de atrás y dos hombres, delante. Precisamente llama poderosamente la atención el papel cada vez más importante que juega la mujer en la Semana Santa de Cangas, acudiendo de penitentes, portadoras de pasos y de estandartes. En el paso de la Última Cena" todos los productos que aparecen en la mesa de los apóstoles son reales, excepto el cordero. Las mejores frutas, los mejores panes y el mejor vino se presenta en esta mesa donde los apóstoles celebran la Última Cena con Jesús, al que se representa con un cabello muy largo y rizado. El paso fue construido a finales del siglo XIX y su autor es Ignacio Cerviño. Comenta el presidente de la Misericordia, Carlos Hermelo, relata que la principal novedad de este año en la mesa radica en que una devota del paso donó una bandeja de plata con ribete de oro y una ensaladera de plata, que se podía apreciar perfectamente. Se quejaba de la falta de relevo para dirigir la cofradía y uno de sus directivos manifestó que si en alguna ocasión la Televisión de Galicia acudía a Cangas a grabar imágenes de la procesión sería recibida a pedradas. Y es que en Cangas considera que su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Gallego, no es bien tratada en el citado medio.

Pero si es difícil encontrar gente para hacer el relevo de los cargos directivos, no lo es para portar las imágenes. En muchos casos hay listas de espera y, además, es gente joven la que acostumbra a participar en esta tarea.

La Cofradía del Cristo del Consuelo se encarga del paso de "El Huerto", con su enorme rama de olivo. Son 1.200 kilos de peso que transportan 42 hombres. Le sigue la Cofradía de San Pedro, vestidos de oro y procesionando con la cruz invertida, para recordar como murió San Pedro. En la legión Berobreo, una mujer destaca entre la tropa, para continuar con el paso de "La Flagelación", perteneciente a la Hermandad de los Dolores. Es el único paso mixto, transportado por 12 hombres y 8 mujeres.

La Dolorosa sale en último lugar de la ex colegiata. Ayer lucía su lujoso manto azul y era portada por 26 hombres que aguantaban sobre sus hombros dos toneladas de peso, según comentó el presidente de la Hermandad de los Dolores, Manuel Gil, que recordaba que el Viernes Santo saldría al encuentro vestida de negro. Cerraba la comitiva de la procesión la banda de Bellas Artes de Cangas.

Gente en las aceras

Cientos de personas se arrojaron a las calles a presenciar el paso de la procesión que recorrió la calle Real, Eduardo Vincenti para rodear la Alameda Vella y volver a subir por la ex colegiata por la calle Real. Un trayecto pequeño en metros, pero que tardó más de dos horas en recorrerse.