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La acústica es la clave para gestionar de forma eficiente la red de abastecimiento. Las fugas fortuitas por agotamiento de la vida útil de la tubería o filtraciones en las juntas se detectan midiendo la vibración que esas corrientes producen en los conductos de PVC, fibrocemento, acero o fundición. Lo que se ha producido es un salto tecnológico abismal en los medios que se emplean para detectar esas pérdidas de caudal. En un primer momento los esfuerzos se centraban en una rápida detección de las averías, pero ahora las concesionarias avanzan hacia la prevención de problemas latentes para ahorrar costes y evitar que se vea afectado el suministro de agua.

Del famoso tubo de hierro que se colocaba directamente sobre el terreno a modo de auricular conocido popularmente como "indio", se ha pasado a equipos de medición electroacústicos que captan el sonido por medio de micrófonos de alta sensibilidad y a través de dos radiotransmisores envían los datos a un receptor que identifica con precisión el punto exacto de la rotura e incluso es capaz de diferenciar entre las vibraciones en las tuberías que produce el tráfico sobre la calzada y las que proceden de roturas en la red.

Aqualia emprendió en 2010 una progresiva renovación de sus equipos de detección para hacer más eficiente la gestión de sus 1.027 kilómetros de tuberías subterráneas y minimizar unas pérdidas que a final de año se traducen en un mayor coste económico, gasto en obras para realizar reparaciones y pueden llegar a afectar al nivel de caudal que reciben los consumidores. La empresa tiene en la ciudad un total de 123.000 clientes de los que algo más del 70% son usuarios domésticos y, el resto, comercios, oficinas o industrias.

La inversión realizada en nuevos equipos en los últimos cuatro años ha posibilitado que el sistema de abastecimiento vigués sufra unas pérdidas cinco puntos por debajo de la media nacional. El INE fija en un 15,9% el agua que se desperdicia en el conjunto del país fruto de averías o fugas no detectadas, mientras que el último dato registrado por la concesionaria en Vigo reduce los recursos malgastados a un 10,27% del total de agua que entra en el circuito en Eiras y llega varios kilómetros después al hogar de cualquier ciudadano.

Al margen de las roturas fortuitas en las viejas tuberías de fibrocemento y las provocadas por obras en superficie o la construcción de edificios, el equipo de análisis de redes de Aqualia atajó en 2014 un total de 168 fugas. 96 de ellas fueron intervenciones correctivas, en su mayoría en las acometidas de los edificios, y otras 72 preventivas para evitar que fisuras pequeñas acabaran ocasionando un problema importante.

Los sistemas modernos de prelocalización de pérdidas son los correladores, para los que el dato clave es el caudal mínimo que cada sector de la ciudad registra de madrugada cuando la demanda es prácticamente inexistente en las viviendas. En cuanto se detecta que esos valores son anormalmente altos se acota la zona "sospechosa" y se despliegan sobre el terreno hasta 50 registradores acústicos de sonido. Se colocan sobre la tubería de la red general o las llaves de las válvulas y registran el sonido que emiten durante al menos 24 horas.

La distancia que se puede cubrir con medio centenar de estos Permalog depende del material de los conductos. El acero conduce mucho mejor el sonido y se pueden colocar a 100 metros de distancia, mientras que en fibrocemento el radio es de unos 50 metros y se cubre menos terreno. Estos aparatos almacenan información sobre vibraciones en la red y envía los datos a una PDA que identifica si es una frecuencia compatible con una fuga o a la red le está afectando el sonido procedente de una industria o subestación eléctrica.

La gran dificultad que presenta Vigo para los gestores es que su gran dispersión geográfica ha obligado a construir más de un millar de kilómetros de tuberías, un caso excepcional en comparación con los 3.000 kilómetros de la red de Valencia para 1,5 millones de habitantes o los 1.100 de Bilbao -con 349.869 vecinos-. "Los controles son sistemáticos. Colocamos los Permalog en un barrio de Vigo, solventamos los fallos que se detectan en el trabajo de campo y cuando queda supervisado por completo un sector avanzamos hacia el siguiente", explica el director de Aqualia Vigo, José María Ardoy. Con la tecnología de la que disponen en la actualidad, se puede revisar en un día "tantos kilómetros como antes se recorrían en dos semanas con el geófono y los amplificadores", añade Jorge Montero, técnico del equipo de análisis de redes.

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