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La memoria de Antonio Massó

El Museo Massó prepara una exposición para rescatar la figura del más joven de los hermanos y divulgar su aportación a la empresa familiar

La memoria de Antonio Massó

Antonio Massó será el protagonista de la exposición temporal que prepara el Museo Massó para este año 2013. El más joven de los hermanos parece siempre el olvidado dentro de la historia de la fábrica y del propio museo, quizás eclipsado por las figuras de Gaspar y José María. Pero la realidad es que su contribución fue más decisiva de lo que ese discreto segundo plano puede hacer pensar. "Vivía a la sombra de sus hermanos, pero fue relmente importante. Era una persona muy creativa y tenía mucho que ver con la promoción, la publicidad y la imagen de marca de la conservera", sostiene la directora del museo, Covadonga López de Prado. El objetivo con el que se plantea es precisamente profundizar en su figura y sacar a la luz su impronta.

La muestra se integrará dentro del recorrido de la colección permanente y prestará especial atención a una de sus grandes aficiones: el pirograbado en los dientes de cachalote. La técnica consiste en dibujar sobre esa superficie con un aparato llamado pirograbador, cuya punta transmite electricidad y calor. Las ilustraciones elegidas solían estar relacionadas con motivos marítimos, como la pesca de la ballena, o escenas sacadas de los libros e incunables que forman parte de la colección Massó. De esta manera y a través de la correspondencia aportada por su familia, que se está volcando con el museo, se puede comprobar como Antonio fue "clave" para ampliar esos fondos bibliográficos. Al lado de los pirograbados se expondrá una reproducción de la ilustración original, con información y referencias sobre el volumen en el que se incluía. Su producción de pirograbados es muy extensa y muchos los regaló, aunque siempre haciendo gala de una gran minuciosidad porque anotaba a quien se los entregaba.

Pero la creatividad del más joven de los Massó también se volcaba en la empresa familiar en todo lo relacionado con la imagen de marca. Él era el responsable de la publicidad, diseño y catálogos. De hecho, en el año 1978 la empresa recibió el premio por la mejor imagen de marca del año y él fue el encargado de recoger el galardón. A Antonio le corresponde también el diseño del ex libris de la familia, además de un curioso anagrama personal que utilizaba a modo de firma: una A y una O con el signo + en su interior.

El viaje a Estados Unidos

Casi a modo de curiosidad se podría recordar el viaje que Antonio Massó realizó a principios de la década de 1930 a Estados Unidos. Por aquel entonces tenía poco más de 25 años de edad y fue a ampliar sus estudios a Monterrey, en el soleado estado de California. El joven Massó aprovechó la ocasión para recorrer parte del país norteamericano y visitó algunos de sus parques nacionales, entre ellos el de Yellowstone. De allí se trajo unas semillas de secuoya que luego se plantaron en la finca de Forqueiros, en la parroquia de Beluso. Con el tiempo, esos ejemplares se han convertido en los más altos de su especie en el continente europeo, aunque quedan muy lejos de la inmensa altura que pueden alcanzar los que crecen en Estados Unidos.

La exposición está aún en fase de preparativos y se inaugurará en los próximos meses. No obstante, la dirección del Museo Massó ha decidido mantener la de la última lancha xeiteira porque su contenido se integra perfectamente en el discurso expositivo de la colección permanente.

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