Los cuatro coches que estaban estacionados el sábado en la rampa de A Ramona y quedaron atrapados por el mar al subir la marea ha abierto un debate sobre la conveniencia o no de mantener esta instalación portuaria, competencia de Portos de Galicia y que está en pleno centro urbano. El portavoz del PSOE y teniente de alcalde en el gobierno de coalición con el BNG, Víctor Pastoriza, apostaba ayer por la eliminación de esta rampa ya que dice que prácticamente no tiene uso pesquero y lo único que consigue es no dar continuidad a los paseos marítimos. Desde la Cofradía de Pescadores admiten que el uso pesquero que tiene es mínimo.

Pero no es la opinión unánime del gobierno local. El concejal de Urbanismo, el nacionalista Valentín Piñeiro, discrepa de la opinión de Pastoriza y entiende que esta rampa es algo tradicional que todavía tiene un uso marinero y pesquero por lo que "no comparto la idea de eliminarla". Asegura que el hecho de que haya conductores que se despisten al aparcar y queden atrapados por la marea, es casual: "¿Hay que eliminar la rampa por este motivo? Entiende que la rampa de Ramona cumple un servicio para los marineros y sigue teniendo un uso tradicional". Sí podría entender que para dar continuidad a los paseos se haga alguna modificación, pero la rampa debe de seguir "y la gente entender que el mar sube y baja". Además dice que Portos tiene un cartel en la rampa de prohibido aparcar. Otra cosa es que el departamento de Servicios, que dirige Víctor Pastoriza, comunique a Portos la posibilidad de instalar unos carteles de mayor tamaño advirtiendo además del peligro de las mareas a la hora de estacionar.

Por su parte, el portavoz de Iniciativa polo Morrazo (InMo), Euloxio Santos, tampoco cree que haya que eliminar la rampa y que él, como vecino de la zona, es testigo de que se utiliza para pequeñas embarcaciones de recreo y de pesca que se suben y bajan desde allí con un coche con carro por lo que no considera que sea posible cerrarla. Como solución, no sin sacarle broma al asunto, opta por colocar un cartel de más dimensiones que advierta: "¡Ojo! El mar sube y baja". Entiende que el problema se reduce a una cuestión de educación de los conductores que quieren llevar el coche hasta el mismo mercadillo ambulante.