"Empezamos con 110 kilogramos de semilla y ahora ya tenemos 2.000", explicaba así ayer el biólogo Eduardo Pérez la evolución de la cosecha en la batea experimental.

El director del proyecto, el marinero Francisco Pequeño, describía ayer el proceso de siembra. "Una vez se quita de la batea se va por las zonas donde no hay almeja y donde se pueda controlar si muere o cambia de sitio. El biólogo va mirando el fondo mientras desde la lancha echamos las almejas. Después, volvemos a mirar la zona para mirar si se enterró. El otro día, en 15 minutos, ya estaba enterrada".