Una situación excepcional merece medidas excepcionales. Así ha entendido el Concello la crisis del coronavirus, en la que los municipios juegan un papel fundamental para engrasar la adaptación a la nueva normalidad. Para reducir al máximo las posibilidades de contacto físico entre los vigueses, el gobierno local ha decidido redoblar su apuesta por la peatonalización: restringirá el tráfico en un total de 70 calles durante los festivos y domingos y ampliará el horario: desde las 8.00 hasta las 23.00 horas.
La metrópolis olívica, que duplica las zonas preferentes para peatones, abandera a nivel nacional esta apuesta ambiciosa que redunda positivamente en el medio ambiente y en la salud. A la par, potencia una medida adoptada en la mayoría de las grandes urbes de España y del viejo continente, como Madrid, Zaragoza, Barcelona, Valencia, Milán o Bruselas. La meta: evitar nuevos contagios de Covid-19 y poner la zancadilla al avance de esta enfermedad, que ha logrado implantar un cambio de paradigma inverosímil y repentino en el concepto actual de movilidad urbana.
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"Vigo será un gran espacio social. La experiencia de la peatonalización ha sido francamente buena, todo el mundo la ha saludado con agrado; no descarto sumar otras zonas antes del próximo domingo", anotó ayer el alcalde, Abel Caballero durante la rueda de prensa telemática diaria ofrecida desde el edificio de Praza do Rei. El regidor, a su vez, volvió a destacar que la institución municipal estudia ampliar las restricciones de tráfico rodado a los días laborables: "Ya hemos dado la instrucción. En algunos casos, serán calles enteras; en otros, algún tramo. Es el nuevo modo de entender las ciudades". También concretó que, a los viales afectados, podrán acceder el transporte urbano y los vehículos que se dirijan a los garajes o a aparcar, siempre respetando el límite: 10 km/h.
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Según informó el Concello, se peatonalizarán calles en la práctica totalidad de la urbe: Bouzas, Coia, O Calvario, Navia, Balaídos/Castrelos, Povisa/As Travesas, entorno de Torrecedeira, zona centro, Casablanca, cercanías de O Castro y de la estación de autobuses, Teis o Barreiro. Estas nuevas alfombras para pasear, correr o desplazarse en bicicleta -actividades que, para la mayor parte de la población, se pueden llevar a cabo desde el pasado sábado- se suman a los jardines y parques abiertos por el consistorio olívico, medida que comparten otras urbes del país, como A Coruña, Sevilla, San Sebastián o Valencia, que se han decidido por la reapertura de áreas verdes para facilitar el esparcimiento de los vecinos.
El primer edil también puso el acento en la necesidad de que los vigueses no se detengan en las calles a hablar con otras personas ni formen corrillos en las aceras cuando salen a tomar el aire o hacer deporte, una actitud que se ha convertido en habitual durante las últimas jornadas tras levantarse el estricto confinamiento y que, según las autoridades sanitarias, puede suponer un riesgo y un retroceso en la lucha contra el patógeno. "Se trata de pasear, no de charlar. Quiero velar por la vida de la gente, está en juego su vida: el virus sigue aquí y el distanciamiento evita contagios. Será la nueva cultura durante mucho tiempo", apostilló Abel Caballero, que insistió en la importancia de multiplicar la "cautela" en plena fase de desescalada para doblegar al Covid-19 de forma contundente: la colaboración ciudadana es fundamental para poder conseguirlo.
