Comicios presidenciales

Eslovaquia, ante unas elecciones que pueden consolidar el dominio pro-ruso

Al exprimer ministro y ahora presidente del Parlamento, Peter Pellegrini, afín a la línea de Fico, se le pronostica un 34% de los votos; le sigue el liberal Ivan Korcok, extitular de Exteriores y representante del europeísmo, un punto por debajo

El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico

El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico / Europa Press/Contacto/Tomas Tkacik

Gemma Casadevall

Son apenas 4,4 millones de electores los convocados a las urnas el sábado en Eslovaquia para la primera vuelta de las elecciones presidenciales. De su voto dependerá que el populismo prorruso consolide su dominio en un país que, desde la victoria de Robert Fico en las parlamentarias del pasado octubre, abandonó el apoyo militar a Ucrania. Sigue el modelo practicado en la vecina Hungría por el ultranacionalista Víktor Orban, el más fuerte aliado de Vladímir Putin en la Unión Europea (UE).

Eslovaquia, con 97 kilómetros de frontera con Ucrania, tenía hasta ahora cierto contrapeso contra la línea prorrusa de Fico a través de su presidenta, Zuzana Caputova. La jefa del Estado -cargo representativo pero al que corresponde ratificar las leyes emanadas del Parlamento, además de ejercer la jefatura de las Fuerzas Armadas- representa al europeísmo y la solidaridad hacia Kiev.

Pero, cinco años después de convertirse en la primera mujer en la presidencia eslovaca, no opta a la reelección. Son once los aspirantes al puesto, con dos firmes candidatos a disputar desempate, el 6 de abril. Los sondeos apuntan a que ninguno logrará la mayoría en la primera vuelta.

Al exprimer ministro y ahora presidente del Parlamento, Peter Pellegrini, afín a la línea de Fico, se le pronostica un 34% de los votos; le sigue el liberal Ivan Korcok, extitular de Exteriores y representante del europeísmo, un punto por debajo. Pellegrini, como Fico, se sitúan en esa línea política de compleja definición, ya que proceden de la socialdemocracia, pero mutaron hacia un populismo capaz de aliarse con la ultraderecha. También concurren un expresidente del Tribunal Supremo, Stefan Harabin, leal al Kremlin, y el radical de derechas, Marian Kotleba.

El precedente de Polonia

Han estado muy presentes en la campaña las hostilidades hacia la presidenta saliente, a la que se acusa de ser una "agente al servicio de Bruselas y Washington". Son reproches idénticos a los que sufrió el actual primer ministro polaco, Donald Tusk, quien en 2023 logró el relevo en el poder tras ocho años de dominio del ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS). A Tusk le compete ahora revertir legislaciones atentatorias contra la libertad de medios y la independencia judicial, pero por lo menos el PiS mantuvo una línea solidaria hacia Ucrania.

Una victoria de Pellegrini en la carrera a la presidencia convertiría a Eslovaquia en el siguiente país de la UE fronterizo con Ucrania con dominio de fuerzas prorrusas. Favorecía asimismo los planes de reestructuración de Fico de la radiotelevisión pública RTVS, que han desatado ya movilizaciones opositoras, con el apoyo de la aún presidenta.

Cuestionamiento de la soberanía de Ucrania

El Gobierno de Fico practica el cuestionamiento de la soberanía de Ucrania, a la que insta a "negociar" una paz con Moscú y la renuncia a una parte de su territorio. Korcok ejercería de contrapeso, como ha hecho Caputova, quien pese a sus limitadas competencias puede vetar determinadas leyes.

Apoyar o no a Ucrania ha sido la cuestión de la campaña electoral, en un país que perteneció al bloque soviético y pasó a integrarse en la OTAN y en la UE en 2004. Su integración discurrió en paralelo a las de Lituania, Letonia y Estonia, asimismo miembros de la Alianza desde hace 20 años. Pero hay abismos entre Eslovaquia y los países bálticos, fronterizos con Rusia o Bielorrusia y representantes de una fidelidad sin escisiones al atlantismo.

La influencia de Orban es determinante, como lo ha sido una campaña de desinformación masiva. Se ha recordado insistentemente el escaso peso de Bratislava en la toma de decisiones de la UE, donde ingresó diez años después de la disolución pacífica de Checoslovaquia en las actuales República Checa y Eslovaquia.

El factor económico

El caso es que del generoso apoyo militar y humanitario a los refugiados ucranianos llegados a su frontera con el inicio de la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, ha pasado a situarse en las antípodas de la solidaridad hacia el vecino agredido. La victoria electoral de Fico ha acrecentado esa línea. Ya entonces, se alertó sobre la campaña de desinformación sobre el electorado.

Lo único que parece ahora contener la hostilidad de Bratislava hacia Bruselas son las inversiones del sector de la automoción en ese país: Eslovaquia, parte de la euro zona desde 2009, produjo más de un millón de automóviles en 2023. Fueron vehículos salidos de las factorías en su territorio del grupo alemán Volkswagen, pero también del surcoreano Kia. De estas inversiones dependen ya a muchos puestos de trabajo, a la espera de la implantación en el país del sueco Volvo.

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