Asamblea Popular Nacional

China ahonda en el hermetismo y la unanimidad

La edición anual de la Asamblea Popular Nacional, concluida este lunes, ha puesto el foco en la economía y la urgencia de estimularla

El presidente chino, Xi Jinping.

El presidente chino, Xi Jinping. / EFE

Adrián Foncillas

El 'lianghui' o Legislativo ha acentuado los rasgos de la política china, alérgica a la disensión, inclinada al hermetismo y con el partido como eje sobre el que todo gira. La edición anual de la Asamblea Popular Nacional, concluida este lunes, ha puesto el foco en la economía y la urgencia de estimularla. El 5% de crecimiento anual pronosticado es optimista, opinan los expertos, y pocas pistas se han desvelado esta semana sobre cómo se alcanzará. 

La casuística derivaba esas cuestiones a la rueda de prensa que ofrecía el primer ministro, al cargo de la cartera económica, en el último día de la Asamblea Popular Nacional. No la ha habido por primera vez en casi cuatro décadas ni la habrá en lo que queda de lustro. Era mutuamente provechosa. Para la prensa extranjera suponía una rara oportunidad de interaccionar con un gerifalte del partido y China la vendía como un ejercicio de transparencia e incluso fiscalización. Era, aclarémoslo, una corrida afeitada: las preguntas estaban filtradas y las de agencias de gobiernos afines a Pekín eran un baño y masaje. No era mucho, y el gremio siempre debatió si debía prestarse a esa opereta, pero algo era. Su final certifica la involución y profundiza la jibarización del primer ministro, lejos ya aquellos tiempos casi igualitarios de Hu Jintao, predecesor de Xi Jinping, y su número dos, Wen Jiabao.

La Asamblea Nacional Popular ha aprobado una iniciativa gubernamental para salvaguardar la soberanía y la seguridad nacional con una batería de leyes nuevas, aún de contenido desconocido, que siguen a las recientes enmiendas de las ya existentes contra el espionaje y de secretos de Estado. La Asamblea, de hecho, ha aprobado todas las iniciativas recibidas con las acostumbradas mayorías aplastantes, lo que explica que los pequineses la desdeñen como el “gran salón del té”. La más discutida ha recibido una cuarentena de votos negativos entre los tres millares de delegados. La construcción de la Presa de las Tres Gargantas, un polémico y mastodóntico proyecto que exigió el desplazamiento de millones de personas en el centro del país, recibió un tercio de noes. Ocurrió más de dos décadas atrás y desde entonces ha operado la fórmula del rodillo con cosméticos votos en contra que pretenden una imagen de pluralidad.

Más poder para el partido comunista

Otro hito normativo es la reforma de la Ley Orgánica del Consejo de Estado, la primera desde que se promulgara en 1982, y que profundiza en el liderazgo del partido sobre el Gobierno. Responde al impulso presidencial de adelgazar todas las instituciones y reforzar la égida del partido. Ya no es noticia la consolidación, coronación o entronización de Xi en cada evento político. Jubilado el tradicional equilibrio entre clanes, nadie discute al secretario general, ni siquiera después del cese de dos ministros de su cuerda. Lo que se ha perdido en democracia interna se ganado en agilidad, sin los paralizantes debates que martirizaron a Hu y arruinaron sus buenos propósitos. El tiempo dirá si China acertó.

De esta Asamblea emergen “las nuevas fuerzas productivas de calidad” como norte económico. A ellas se refirió Xi en septiembre y ya ocupan el centro del discurso. Aluden a la inversión en sectores científicos y tecnológicos con una doble finalidad: vadear los bloqueos de Estados Unidos y relevar a los viejos motores económicos. Ninguno es más problemático que el sector inmobiliario, un lastre ahora después de haber representado un tercio del PIB nacional. Urge arreglarlo para que, al menos, pueda levantar los millones de viviendas comprometidas, pero China ha descartado estos días un rescate incondicional. Las promotoras que “tengan que ir a la bancarrota, irán a la bancarrota”, aclaró el Ministerio de Vivienda. Y los que “hayan dañado los intereses de las masas”, añadió, serán juzgados y castigados.