Sudeste asiático

Un controvertido exmilitar y yerno de Suharto, favorito en las elecciones de Indonesia

Prabowo Subianto, acusado de violaciones contra los derechos humanos, lidera las encuestas y podría conseguir este miércoles la mayoría absoluta

El ministro de Defensa y candidato favorito en las elecciones presidenciales de Indonesia, Prabowo Subianto, durante un mitin electoral.

El ministro de Defensa y candidato favorito en las elecciones presidenciales de Indonesia, Prabowo Subianto, durante un mitin electoral. / EFE

Adrián Foncillas

Indonesia se prepara para darle la presidencia al yerno del general Suharto menos de tres décadas después de que una admirable transición democrática enterrara la ignominiosa dictaduraPrabowo Subianto, militar retirado de 72 años y actual ministro de Defensa, lidera con holgura las encuestas y la única duda radica en si conseguirá la mayoría absoluta este miércoles o necesitará la segunda ronda a finales de junio.

Será su tercer intento tras las derrotas anteriores frente al presidente saliente, Joko Widodo, más conocido como Jokowi, que se jubila tras una década en el cargo. Prabowo, casado con una hija de Suharto, ha sido acusado de variadas violaciones contra los derechos humanos y en 1998 fue expulsado del Ejército por el secuestro y tortura de activistas prodemocráticos. El candidato ha negado siempre los cargos y se ha esforzado en limar su imagen de tipo duro. Son celebrados sus rítmicos contoneos en los actos de campaña y pocos recuerdan ya sus tropelías en la dictadura o que ya en democracia impugnó sus derrotas ante el Tribunal Constitucional. Su campaña ha funcionado: la juventud, que no sufrió a su suegro y será decisiva en las elecciones, le ve como un paladín de la democracia y un entrañable abuelo bailarín por más que las organizaciones de derechos humanos recuerden su turbio pasado y alerten del peligro.

Las leyes electorales indonesias exigen el 50% de los votos y el 20% en al menos la mitad de las 38 provincias para conceder la victoria en primera ronda y, de lo contrario, ordenan la segunda. Las encuestas señalan que Prabowo linda con ese umbral. Su investidura es una cuestión de tiempo porque sus dos adversarios no superan el 20 % de la intención de voto. Ganjar Pranowo, antiguo gobernador de la provincia de Java, arruinó sus posibilidades al cerrarle las puertas del país al equipo de fútbol israelí. Al líder del Partido Democrático-Lucha no le han perdonado aún que el Indonesia perdiera la organización del Mundial sub-20. Siempre le ha penalizado el escaso carisma a Anies Baswedan, antiguo rector universitario y exgobernador de Jakarta. Nadie le discute sus logros en la gestión de la pandemia o el tren aéreo que ha mitigado los endémicos atascos de la capital pero inquietan sus antiguos lazos con el islamismo radical.

Legado del presidente saliente

Los comicios enterrarán la era Jokowi, alfa y omega de la política indonesia en la última década y artífice de una transformación estimable. Ha regado el archipiélago de infraestructuras necesarias, aprobado un seguro médico universal y contribuido a la convivencia de diferentes religiones. No ha cumplido con el prometido crecimiento anual del 7% pero el 5% ha convertido a la economía indonesia en una de las más vibrantes del sudeste asiático.

Jokowi conserva su popularidad a pesar de que sectores académicos y de la sociedad civil le afean la erosión de los valores democráticos. Es paradójico que fuera recibido como un soplo de aire fresco frente a las dinastías tradicionales y ahora bregue por edificar la suya. A la presumible victoria de Prabowo habrá contribuido que lleve como segundo en su candidatura al hijo de Jokowi, Gibran Rakabuming. Este concurre a las elecciones después de que una corte constitucional presidida por el cuñado de Jokowi cambiara a última hora las normas que se lo impedían por carecer de la edad mínima.

Las críticas a sus tejemanejes le han desaconsejado darle un apoyo explícito a Prabowo que la presencia de su hijo en el tícket y las tercas reclamaciones del candidato como el continuador de su obra convierten en innecesario.

No son irrelevantes las elecciones de la tercera democracia del mundo y del país con la mayor población musulmanaEstados Unidos y China suman décadas cortejando a un archipiélago crítico en el equilibrio de fuerzas en el sudeste asiático. Sus masivas exportaciones de carbónaceite de palma o níquel cuadran el balance comercial del país pero castigan el medioambiente propio y lastran la lucha global contra el cambio climático. La protección del entorno es una de las mayores preocupaciones de un electorado joven (casi la mitad de los votantes son menores de 40 años) junto a la corrupción, la pobreza o la falta de trabajo. Aquella dictadura les queda muy lejos.