Cita con las urnas

El equilibrio geoestratégico entre China y EEUU, en juego en las elecciones de Taiwán

No hay cumbre bilateral sin que China subraye que no habrá sosiego si Washington interfiere en un asunto que considera innegociablemente propio y sagrado

Elecciones clave en Taiwán con la vista puesta en las relaciones entre EEUU y China.

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Adrián Foncillas

Es Taiwán, con sus 24 millones de habitantes, el pedrusco en el zapato en las relaciones de las dos superpotencias, de una población conjunta de 1.700 millones. Estados Unidos defiende a su vulnerable democracia del ogro chino o alisa el terreno para una guerra de consecuencias catastróficas, según las fuentes. La única certeza es que su rol se ha agigantado y variado de signo en los últimos años.

China no hará concesiones ni negociará en el asunto taiwanés, reiteró Pekín esta semana en la reanudación del diálogo militar con Washington tras dos años de silencio. No hay cumbre bilateral sin que China subraye que no habrá sosiego si Washington interfiere en un asunto que considera innegociablemente propio y sagrado.

Aquella germinal reunión en Pekín de Nixon Mao en 1972 catalizó el deshielo que rubricaría la apertura de relaciones diplomáticas siete años con la obligada adhesión al principio de una sola China. Durante las décadas posteriores, Washington amortiguó las tensiones a ambas orillas del estrecho de Formosa, sin más conflictos consignables que las pataletas chinas tras las periódicas ventas de armas.

La ambigüedad estratégica que sentó el Acta de Relaciones con Taiwán de 1979, una obra maestra de la diplomacia, contempla el gaseoso compromiso de suministrar los medios de defensa a la isla si es atacada. Ningún presidente estadounidense ha aclarado si eso implica el envío de tropas. Desincentiva la invasión china por la posibilidad de que Washington intervenga y embrida las provocaciones de la isla por la posibilidad de que no acuda. Es discutible que ese dique siga en pie. Joe Biden, presidente estadounidense, ha repetido en cuatro ocasiones que enviaría a su Ejército y en las cuatro ocasiones ha sido desmentido por la Casa Blanca. Es seguro que aquella certeza se ha volatilizado y asusta pensar dónde habría llegado Chen Shui-bian, un presidente incendiario de principios de milenio, con el auxilio garantizado de Washington. Lai Ching-te, probable ganador este sábado en las elecciones presidenciales que celebra la isla, ha prometido seguir con el status quo de su predecesora, Tsai Ing-wen, pero ni siquiera Taiwán está a salvo de futuros presidentes populistas que proclamen una independencia formal que detonaría el conflicto.

Los gestos de Washington

A Pekín la exaspera que Washington prometa su fidelidad a la vieja política cuando amontona gestos contrarios. Las ventas de armas han pasado de esporádicas a rutinarias, han aumentado los intercambios militares y las visitas de políticos y las voces más extremistas de Washington sugieren un Tratado de Libre Comercio o, anatema, el reconocimiento de Taiwán y la jubilación del principio de una sola China.

Nunca han escaseado los lazos entre la isla y Washington. Carece de embajada formal en Taipei pero ejerce sus funciones el eufemístico Instituto Americano y 8 de los último 10 presidentes taiwaneses se han graduado en universidades estadounidenses. Las elecciones de este sábado decidirán si la isla sigue en la órbita de Washington o bascula hacia Pekín. El Kuomintang (KMT), la formación más afín a China, ha prometido rebajar las hostilidades a través de un diálogo basado en los principios de "igualdad, buena fe y dignidad".

"Si somos independientes de China, entonces somos dependientes de Estados Unidos. Toda nuestra política se decide en el Congreso estadounidense y todos nuestros candidatos, incluidos los del KMT, tienen que viajar a Washington. No somos independientes ni lo podremos ser. Sólo elegiremos al presidente, pero no podemos votar por la reunificación ni la independencia", se desahoga Mary (nombre ficticio), antigua periodista en el mayor diario taiwanés.

Caída de la confianza en EEUU

Taiwán es capital para la economía y geopolítica estadounidense. Sus chips de última generación alimentan su industria y su privilegiada ubicación apuntala su estrategia en Asia Oriental, donde Pekín y Washington se han citado para dirimir la primacía global. El tópico define a Taiwán como el portaviones estadounidense a prueba de torpedos en el Pacífico. Eso está en juego en las urnas.

"Estados Unidos puede estar cómodo en los dos escenarios pero le conviene más el Partido Democrático Progresista (PDP). Si vence el KMT, China ganará peso en la zona. Washington no aboga por la independencia formal pero sí pretende alejar a Taiwán de la China continental. En cualquier caso, Taiwán seguirá siendo el mayor problema bilateral. Estados Unidos ya ha anunciado que enviará una delegación el día siguiente de las elecciones", opina el sinólogo Xulio Ríos.

La naturaleza de Estados Unidos divide a los isleños: un bombero o un pirómano. La confianza popular en Washington ha caído del 45% en 2021 al 34% actual, según una encuesta de la Academia Sinica, el mayor instituto de investigación de Taiwán. Anida el miedo de que el prometido auxilio se politice, como ha ocurrido con Ucrania, y son conscientes los taiwaneses del riesgo de anudar su futuro a las luchas intestinas del Congreso estadounidense. Pocos han olvidado que Estados Unidos ya les dio la espalda tras aquella cumbre de 1972. "Taiwán carece de seguridad sobre el compromiso a largo plazo de Washington. La máxima estadounidense son sus intereses nacionales y, si estos cambian, no los sacrificará por sus ideales de democracia y libertad", adelanta Ríos.

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