Crisis de la vivienda

O moho o sueldo extra: la odisea de hallar una habitación para estudiantes en Reino Unido

La subida de los precios en los alquileres estudiantiles, que han alcanzado una media de 535 libras mensuales (618 euros), ha provocado que el 63% de los alumnos universitarios tengan problemas para pagar el alojamiento

Estudiantes británicos.

Estudiantes británicos.

Lucas Font

Encontrar habitación en las principales ciudades universitarias se ha convertido en una pesadilla para la mayoría de los estudiantes en el Reino Unido. La subida de los precios de los alquileres, de un 8% de media en todo el país, está impidiendo el acceso a la vivienda a muchos de los alumnos británicos que dependen de becas y de subvenciones para instalarse cerca de los campus. A la reducción de la oferta se ha sumado un aumento de la demanda en los últimos años: la cifra de estudiantes universitarios alcanzó un nuevo récord el año pasado con 2,2 millones de alumnos repartidos por todo el país.

Al igual que en otros países europeos, la falta de camas disponibles para estudiantes está sufriendo un aumento exponencial en la última década. Según datos de la empresa especializada en alquiler para estudiantes StuRents, serán necesarias 621.000 nuevas camas en 2026 para compensar el aumento de la demanda, especialmente en ciudades como Manchester, Glasgow o Bristol. En esta última, se han detectado incrementos de hasta un 27% en el precio de las residencias respecto al año pasado, una situación que está provocando que algunos alumnos se planteen dejar los estudios o buscar otras universidades más cerca de casa para evitar pagar un alquiler. 

Oferta escasa

La subida de los precios en los alquileres estudiantiles, que han alcanzado una media de 535 libras mensuales (618 euros), ha provocado que el 63% de los alumnos universitarios tengan problemas para pagar el alojamiento, según una reciente encuesta publicada por el portal Save The Student. Dos de cada tres jóvenes han tenido que recurrir a trabajos a tiempo parcial para obtener unos ingresos extra que compensen esta subida, ya que las ayudas del Gobierno se han mantenido por debajo de los niveles de inflación. El Ejecutivo anunció un apoyo extraordinario de 400 libras para pagar las facturas de la energía, pero más de la mitad de los alumnos aseguran no haberlas recibido.

Al aumento del número de alumnos en el sistema educativo se suma una reducción de la oferta de nuevos alojamientos debido al incremento de los tipos de interés, que están dificultando el acceso a préstamos por parte de los promotores inmobiliarios. “No hay nuevas camas en los principales mercados fuertes, como Glasgow, Manchester y Bristol (así como Southampton y Newcastle), y solo se han añadido algo más de 330 nuevas camas en Londres”, explica un informe publicado por la empresa de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield. “Por supuesto, los limitados niveles de nueva oferta han contribuido al fuerte aumento de los alquileres”, añade. 

Condiciones precarias

El aumento de los costes para los propietarios también ha provocado una menor inversión en el mantenimiento de las viviendas disponibles. Algunos estudiantes han denunciado en los últimos meses las precarias condiciones de los pisos compartidos en los que viven a través de las redes sociales. Eve, una estudiante de Leeds, publicó en Tiktok un vídeo de su casa, con una música de terror de fondo, en el que levanta el papel de la pared para mostrar grandes cantidades de moho negro, un caso compartido por otros estudiantes con la etiqueta #Blackmold. En el título de la publicación de Eve se puede leer: “Tu vida en un piso de estudiantes”.  

El exceso de humedad en las viviendas es el principal motivo de queja de los estudiantes: el 36% de ellos relatan problemas de este tipo y lamentan que, a pesar de los altos precios, no consiguen obtener un alojamiento en condiciones. En ciudades de Escocia como Glasgow o Edimburgo, la escasa oferta ha obligado a algunos jóvenes a instalarse en los sofás de compañeros, según relató el portal StuRents a finales de agosto. Una situación que ha llevado a los sindicatos de estudiantes a exigir al Gobierno escocés soluciones urgentes para acabar con un problema que ya preocupa a más de la mitad de los alumnos en todo el país.