El opositor ruso Alexéi Navalni fue envenenado en su hotel de la ciudad siberiana de Tomsk con una botella de agua contaminada por un agente nervioso del grupo Novichok, según informó ayer su equipo. Hasta ahora se pensaba que el veneno había sido añadido a una taza de té que el opositor había tomado en el aeropuerto de Tomsk antes de emprender vuelo rumbo a Moscú.

Según el portal ruso de investigación Proekt.media, lo más probable es que el agua de la botella no contuviera la sustancia tóxica. Uno de los creadores de Novichok, Vladímir Úglev, declaró al portal que si Navalni hubiese ingerido el veneno, este habría hecho un efecto letal en pocos minutos. Según el químico, Navalni recibió aproximadamente el 20 por ciento de una dosis mortal y el agente nervioso entró en su organismo por contacto cutáneo con una superficie envenenada.

Los compañeros del político explicaron que, nada más saber que Navalni había sufrido un colapso a bordo del avión, que tuvo que aterrizar de urgencia en el aeropuerto siberiano de Omsk, decidieron ir a la habitación del hotel para recoger pruebas y documentarlas en vídeo, ya que "era evidente que Rusia no iba a investigar".

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) confirmó ayer que ha enviado un equipo a Alemania para "recoger muestras biomédicas" de Navalni. La OPAQ añadió que el "envenenamiento de una persona mediante el uso de un agente nervioso se considera un uso de armas químicas".