Aunque el Senado de mayoría republicana tumbe el proceso de destitución o "impeachment" contra el presidente Donald Trump, la iniciativa no puede considerarse un fracaso, afirma el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el demócrata Adam Schiff.

"No sería un fracaso. Al menos no sería un fracaso desde el punto de vista de nuestro deber constitucional en la Cámara", afirmó ayer Schiff en declaraciones a la cadena televisiva ABC. Schiff mostró inicialmente sus dudas sobre el "impeachment" y las consecuencias de un proceso "fallido" y se "resistía a ir por ese camino". Su posición cambió tras conocer las maniobras de Trump para utilizar su influencia en el extranjero para influir en las elecciones, y se convenció de la necesidad del "impeachment".

La gota que colmó para él el vaso fue la llamada al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, al día siguiente de que Robert Mueller testificara en la investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016. "Con ello vi que el presidente cree que está por encima de la ley y que no rinde cuentas ante nadie, que era necesario este camino y sigo creyendo que lo es", señaló el dirigente demócrata a ABC.

Schiff espera que esta misma semana la Cámara de Representantes -de mayoría demócrata- apruebe en pleno abrir formalmente el proceso de destitución de Trump, después de que la semana pasada fuera aprobado el texto en la Comisión Judicial.

Tensiones

El proceso de destitución provoca tensiones entre las filas de sus promotores. Jeff Van Drew, miembro demócrata de la Cámara de Representantes, planea dejar su partido y cambiarse al Partido Republicano por su oposición al "impeachment" de Trump, con quien se reunió el viernes en la Casa Blanca. "Al final irá al Senado y (...) dirá que no es culpable", anticipa Van Drew sobre el proceso de destitución del presidente.