La UE decidió ayer mantener la calma ante los imprevisibles vaivenes que el primer ministro británico, Boris Johnson, imprime a la política británica. Los embajadores de los 27 ante la Unión decidieron ayer no cerrar un acuerdo sobre la duración de la nueva prórroga, la tercera, de la fecha del "Brexit", que Londres ha solicitado se extienda hasta el 31 de enero.

Bruselas prefiere esperar a que los Comunes se pronuncien, el próximo lunes, sobre la petición de adelanto electoral anunciada el jueves por Johnson. Esto llevaría la toma de la decisión al martes, día 29, solo dos días antes de la fecha límite del 31 de octubre. La UE ya se mostró favorable este miércoles a conceder la prórroga pedida el pasado sábado por el "premier" después de que el Parlamento se negase a tramitar la ley del "Brexit" por el procedimiento de urgencia.

Fuentes comunitarias aseguraron que entre los diplomáticos reunidos ayer hubo "total acuerdo" sobre la "necesidad de una prórroga" y añadieron que los embajadores también coincidieron en que la decisión sobre el nuevo retraso del "Brexit" se tome por unanimidad.

Los reunidos tampoco vieron inconveniente en que la decisión sobre la prórroga se adopte sin celebrar una cumbre extraordinaria de mandatarios, que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, no tiene intención de convocar.

En Londres, el líder laborista, Jeremy Corbyn, se mostró muy frío ante la posibilidad de respaldar el adelanto electoral pedido por Johnson para el 12 de diciembre, que requiere el apoyo de dos tercios de los diputados, y que el líder "tory" ha presentado como exigencia para tramitar el Acuerdo de Salida. La convocatoria, que Johnson ya solicitó dos veces sin éxito en septiembre, obligaría a disolver el Parlamento el 6 de noviembre y el "premier" pretende que para ese día las dos cámaras hayan finalizado la tramitación del "Brexit".

Corbyn insistió en que antes de dar su visto bueno a cualquier elección anticipada tienen que estar seguros de que el Reino Unido no saldrá de la UE sin un acuerdo con Bruselas ("Brexit" duro). La oposición pretende enmendar el proyecto durante su tramitación, lo que podría conducir incluso a un segundo referéndum.