El presidente estadounidense, Donald Trump, rechazó ayer la tomenta de críticas por las condiciones de los centros de detención de migrantes de EE UU con el argumento de que las personas recluidas en ellos viven "mucho mejor" que en sus países de origen.

"Si los inmigrantes ilegales no están satisfechos con las condiciones de los centros de detención construidos rápidamente, solo díganles que no vengan. ¡Problema resuelto!", tuiteó el magnate.

Los inmigrantes que entran en el país de forma ilegal o los que esperan solicitud de asilo son trasladados a estos centros cuyas condiciones han sacado los colores al presidente. En un informe elaborado por la Oficina del Departamento de Seguridad Nacional se destaca la necesidad de atender el "peligroso hacinamiento y la prolongada detención de niños y adultos".

Según el estudio, el día de la visita había alrededor de 8.000 inmigrantes en las comisarías de Río Grande (Texas), de los cuales unos 3.400 llevaban más de 72 horas y unos 1.500 más de 10 días.

El 31% de los detenidos era menor de edad y había permanecido más del límite de 72 horas establecidas en los protocolos. La mayoría de los adultos solteros no tuvo acceso a las duchas mientras estaba en custodia, algunos de ellos durante más de un mes. Recibían, sin embargo, toallitas húmedas.

Tres de los cinco centros visitados no tenían acceso a duchas para niños, que tenían asimismo pocas oportunidades de cambiarse la ropa o de lavarla, según el informe.

"Nuestra gente de la Patrulla Fronteriza no son trabajadores de hospitales, médicos o enfermeras", sentenció el gobernante en otro tuit. Trump considera que el problema son las malas leyes de inmigración de los demócratas.

Entre tanto, la ONU pidió el miércoles una investigación independiente sobre el ataque contra un centro de detención de migrantes en Libia, que el Gobierno de unidad avalado por Naciones Unidas atribuye al hombre fuerte del país, Jalifa Hafter. El bombardeo dejó al menos 44 muertos y más de 130 heridos. El secretario general de la ONU, António Gutierres, expesó su "indignación" por el incidente y condenó lo que calificó de "horrible incidente", al tiempo que expresó sus "profundas condolencias" a las familias. Recalcó la necesidad de "garantizar que los responsables (del ataque) sean llevados ante la justicia", antes de agregar que la ONU facilitó las "coordenadas exactas" del centro a las partes en conflicto.