El presidente de China, Xi Jinping, se reunió ayer en París, en su tercer día de visita a Francia, con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y los líderes francés, Emmanuel Macron, y alemana, Angela Merkel. Los europeos quisieron presentar de este modo un frente unido ante Xi para exigirle una relación comercial bilateral "más justa". Xi ha viajado a Europa a recabar inversiones y alianzas para la Nueva Ruta de la Seda (NRS) su ambicioso proyecto de infraestructuras comerciales.

El líder chino llegó el domingo a Francia procedente de Italia, donde firmó con el Ejecutivo italiano un protocolo de adhesión de Roma a la NRS que ha causado inquietud entre las autoridades comunitarias y franco-alemanas. Temen, en efecto, que la tentación china -promesas de inversiones y comercio sin trabas- rompa la unidad de los socios comunitarios ante el gigante asiático. Italia es el primer país del G-7 (el club de las siete democracias más ricas) que se suma a la NRS, aunque no es el primer socio comunitario en hacerlo. La UE quiere que el proyecto también beneficie a Europa.

La idea de Bruselas, Berlín y París es que la relación con China es necesaria, pero hay que manejarla con cautela. En ámbitos como el climático o el del multilateralismo, es más fácil el entendimiento con Pekín que con EE UU, pero en comercio e inversiones Europa teme la desigual competencia a la que tienen que hacer frente sus empresas -el Estado está a menudo tras las chinas-, así como la pérdida de soberanía en áreas estratégicas.

"La decisión italiana de participar en la NRS aporta un balón de oxígeno a la política de Pekín, pero su arrogancia ha llevado a los dirigentes de la UE a buscar una posición común para limitar la presencia china en sectores estratégicos", dijo ayer a "Efe" en París el sinólogo Jean-Philippe Béja.

Macron, anfitrión del encuentro, defendió ante Xi que la UE y China eviten el aislacionismo pero reivindicó la cooperación en igualdad. Macron busca tejer una red europea que haga frente a los avances comerciales y tecnológicos chinos y fomente una relación bilateral más equilibrada.

Merkel insistió en que Europa quiere formar parte activa de la NRS. "Es un proyecto muy importante", afirmó. Como europeos "queremos desempeñar un papel, pero se precisa cierta reciprocidad que todavía nos cuesta encontrar", lamentó.

Xi no se opuso al principio de reciprocidad, pero empleó un lenguaje ambiguo: "La iniciativa de la NRS ha enriquecido el concepto del multilateralismo. Francia y todos los países del mundo son bienvenidos", dijo el líder chino, quien apeló a la "energía positiva".