La Casa Blanca confirmó ayer el comienzo de la retirada de los 2.000 militares de Estados Unidos que están desplegados en Siria, una vez que el presidente Trump dio por "derrotado" al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en ese territorio, en un tuit que fue pasto de interpretaciones durante horas. "Hemos derrotado al ISIS en Siria, mi única razón para estar ahí durante la Presidencia Trump", escribió el magnate.

La confirmación de la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, llegó después de que varios medios informaran de que Trump había dado la orden de replegar a todas las tropas.

En un comunicado, Sanders aseguró que EE UU "ha derrotado al califato territorial" del ISIS. Y aunque advirtió que las "victorias" no implican el final de la coalición antiterrorista que lidera Washington desde 2014, sí suponen un punto de inflexión: "Hemos comenzado a traer a casa a tropas de Estados Unidos mientras pasamos a la fase siguiente".

"Estados Unidos y nuestros aliados estamos listos para volver a implicarnos a todos los niveles para defender los intereses estadounidenses cuando sea necesario y seguiremos colaborando para evitar que los terroristas radicales islamistas tengan territorio, financiación, apoyo y cualquier medio para infiltrarse", agrega la portavoz de Trump en la nota.

Sobre los plazos, fuentes del Gobierno dijeron que todo el personal diplomático abandonará Siria en un plazo de 24 horas y que la retirada de los efectivos militares durará entre 60 y 100 días. El repliegue completo no se producirá hasta que se haya completado la última operación contra los yihadistas, según "Reuters".

La decisión no ha contentado a algunos destacados republicanos, entre ellos uno que suele respaldar las decisiones del Presidente, Lindsay Graham. Para el senador por Carolina del Sur, es "un error" sacar a las tropas porque significa una "gran victoria" para el ISIS y los gobiernos de Siria, Irán y Rusia que tendrá "consecuencias devastadoras".

La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova, había criticado poco antes el despliegue militar norteamericano en el país árabe. "De ser un factor en la lucha contra el terrorismo, la ilegal presencia estadounidense en Siria se ha convertido en un peligroso obstáculo para una solución", afirmó Zajarova.

Tampoco el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recibió del todo bien la noticia, si bien la respeta. "Ésta es, por supuesto, la decisión de Estados Unidos. Israel defenderá su seguridad para protegernos a nosotros mismos en este frente".

Netanyahu supo de la retirada ya el lunes, por boca del propio Trump y de su secretario de Estado, Mike Pompeo. "Aclararon que tienen otras formas de ejercer su influencia en este escenario", dijo ayer el "premier" israelí sobre sus conversaciones con ambos. Para los analistas israelíes, la retirada estadounidense daría el control total de Siria a las fuerzas del presidente Al Asad, a su aliado iraní y a la milicia chií libanesa Hezbolá.

"Especialmente los iraníes tendrán poder y se sentirán mucho más fuertes", apuntó el ex director general del Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel, Yossi Kuperwasser.

Trump ha repetido en varias ocasiones que su prioridad en Siria es erradicar el ISIS y ha abandonado la idea de forzar una transición que fuerce la salida del presidente Al Asad.

Según el Pentágono, al ISIS solo le queda un 1% del territorio que llegó a dominar en 2014, cuando proclamó un califato en a caballo entre Siria e Irak, donde EE UU sí mantendrá tropas