El fallecimiento de una niña guatemalteca de siete años, custodiada por las autoridades de Estados Unidos tras pasar ilegalmente con su familia la frontera de México, ha vuelto a traer al primer plano los peligros que se ciernen sobre esos menores. Según dos cónsules de Guatemala en EE UU, la niña presentó, tras ser detenida, un cuadro de fiebre y vómitos, que requirió intervención paramédica de estabilización. Horas después, su estado se agravó de nuevo "con fiebre alta y convulsiones", por lo que fue llevada por vía aérea a un hospital de El Paso ( Texas), donde falleció el pasado sábado.

El refuerzo de los controles fronterizos obliga a los inmigrantes a hacer recorridos más peligrosos, con mayores distancias, por lo que a menudo se quedan sin agua y comida.