La canciller alemana, Angela Merkel, anunció ayer por sorpresa su próxima renuncia a la presidencia de los democristianos germanos (CDU), que lleva desde 2000. Merkel, que no se presentará a la reelección en el congreso de diciembre, pretende mantenerse en la Cancillería hasta el final de la legislatura (2021). Esta voluntad de agotar su cuarto mandato sin estar al frente de la CDU contradice su propia doctrina y le generará sin duda fuertes tensiones.

La decisión de Merkel es la respuesta a las dos derrotas encajadas en apenas quince días en elecciones regionales. El domingo, la CDU se hundió en los comicios de Hesse (27,3%), encajando, con una bajada de once puntos, su mayor derrota desde 1966. Hace quince días eran sus "hermanos" bávaros de la CSU quienes perdían su mayoría absoluta en la cámara regional al bajar 10,5 puntos y quedar en el 37,2%. En ambas ocasiones, los socialdemócratas, la otra pata del Gobierno federal de coalición, fueron vapuleados: 9,7% en Baviera (20,6% en la anterior cita) y 19,1% en Hesse, con un retroceso de 11,1% y un resultado, el peor desde la fundación de la RFA, que llevó a su líder, Andrea Nahles, a plantear el mismo domingo la necesidad de revisar la viabilidad del Ejecutivo. También en ambas ocasiones la ultraderecha (AfD) consumó su entrada en los respectivos parlamentos, con lo que está presente en los legislativos de todos los "lander".

"Siempre quise llevar con dignidad mis cargos y dejarlos con dignidad", dijo ayer Merkel en Berlín, tras calificar de "inaceptable" la imagen que da su Gobierno de coalición y de "amargos" los resultados obtenidos en Hesse. "No he nacido canciller y eso no lo he olvidado", remachó.

Más allá de los recientes reveses electorales, Merkel lleva ascendiendo el camino del calvario desde que, en agosto-septiembre de 2015, le estalló en las manos la crisis de los inmigrantes. Su política de "puertas abiertas" fue atacada frontalmente dentro y fuera de Alemania y la dejó debilitada para las elecciones de septiembre de 2017, que ganó con una pobre minoría (32,9%). Merkel tardó seis meses en conseguir formar Gobierno, el pasado marzo, ya que el SPD se negó en un primer momento y solo recapacitó ante la amenaza de tener que volver a las urnas. Desde entonces, los "hermanos" bávaros de la CSU han puesto ya dos veces contra las cuerdas a la mujer que se hizo con las riendas de la democracia cristiana en 2000 -desplazando a su mentor, el histórico Helmut Kohl- y llegó a la cancillería en 2005.