El departamento de Defensa de EE UU (Pentágono) ordenó ayer el envío de 800 militares al sur del país para impedir la entrada de la caravana de 7.000 inmigrantes hondureños, 2.400 de ellos menores, que a través de México se dirige a la frontera.

Luchando contra un creciente cansancio, heridas y llagas, la caravana continuó ayer su periplo por el sur de México, reiniciando la marcha desde la localidad de Mapastepec, en el estado de Chiapas. Tras siete horas de marcha, su siguiente parada estaba prevista en Pijijiapan. Según sus propios cálculos, a los migrantes aún les faltan para alcanzar la frontera 3.000 kilómetros, en cuyo recorrido emplearán en torno a mes y medio.

"Voy a sacar a los militares para esta emergencia nacional. ¡Serán detenidos!", tuiteó ayer el presidente Trump, quien días atrás amenazó con cancelar la ayuda al desarrollo en Centroamérica si continúan las caravanas migratorias y exigió a México que detenga el paso a los hondureños. Los migrantes salieron de Honduras el pasado día 13 y el cansancio ha obligado a muchos a subirse a camiones de transporte de animales o de materiales de construcción, que les ahorran gratis un trecho de su camino.