EE UU vivió ayer una seria sacudida política cuando un alto cargo del Gobierno Trump desveló, en un artículo de opinión anónimo en "The New York Times", que tanto en la Casa Blanca como en los departamentos del Ejecutivo y en las agencias federales hay personas que se dedican activamente a sabotear las políticas del magnate. El artículo, cuyo anonimato carece de precedentes en la historia del "Times", llegó apenas 48 horas después de que "The Washington Post" publicase adelantos del libro del periodista Bob Woodward sobre la administración Trump, a la que califica de "manicomio".

La reacción de Trump fue inmediata y colérica: exigió al "Times" -junto al "Post" y la CNN su gran bestia negra- que desenmascare al alto funcionario, aunque no está claro que, en realidad, sea individual la autoría del artículo, titulado "Soy parte de la resistencia dentro del gobierno de Trump

"¿TRAICIÓN?", se preguntó el magnate. Y también: "¿Existe realmente el 'alto funcionario del Gobierno' o el autor es sólo el fracasado 'The New York Times' con otra de sus fuentes falsas?". Y añadió: "Si esa cobarde persona anónima existe en realidad, ¡el 'Times' debe, por razones de Seguridad Nacional, entregarlo/la al Gobierno de inmediato!".

El exdirector de la CIA John Brennan vio en el artículo "el nivel de inquietud en el seno mismo de la administración" frente al magnate. "No sé cómo reaccionará Donald Trump ante eso", dijo. "Un león herido es un animal muy peligroso y creo que Donald Trump está herido", concluyó.

La Casa Blanca se volvió de inmediato un paranoico nido de sospechas, acrecentadas por la muy genérica identidad atribuida por el diario al autor del texto, "alto funcionario del Gobierno Trump". En consecuencia, el desfile de desmarques fue inmediato: el vicepresidente Pence; el secretario de Estado, Mike Pompeo; el de Defensa, James Mattis, y el director de la Comunidad de Inteligencia, Dan Coats, figuran entre los más destacados dirigentes que, raudos, negaron ser autores del artículo.

El texto entra en materia sin dilaciones: "Muchos de los funcionarios de alto rango" del Gobierno de Trump "trabajan con diligencia desde dentro para frustrar partes de su agenda y sus peores inclinaciones". Y remacha: "Yo sé que es así. Yo soy uno de ellos".

Acto seguido explica que hace ya meses se barajó en el Gobierno la posibilidad de iniciar un proceso para incapacitar a Trump por su "inestabilidad", pero se descartó para no "precipitar una crisis constitucional". Tras aclarar que no forma parte de una "resistencia de izquierdas", y aplaudir el rearme, la desregulación y la "histórica" reforma fiscal, el autor entona un serio mea culpa: "La mayor preocupación no es lo que Trump ha hecho a la presidencia, sino lo que nosotros como nación le hemos permitido que nos haga. Nos hemos hundido profundamente con él y hemos permitido que nuestro discurso quedara despojado de la civilidad", afirma.

"La raíz del problema es la amoralidad del presidente. Cualquier persona que trabaje con él sabe que no está anclado en ningún principio básico discernible que guíe su toma de decisiones", analiza el anónimo dirigente, quien resalta que Trump no cree en valores republicanos como "libertad de pensamiento, libertad de mercado y personas libres".

"Impetuoso, conflictivo, mezquino e ineficaz" son algunos de los adjetivos que el autor del texto dedica al magnate, de quien estima que actúa "de manera perjudicial para la salud de nuestra república", razón por la que, explica, "muchos funcionarios designados por Trump nos hemos comprometido a hacer lo que esté a nuestro alcance para preservar nuestras instituciones democráticas y al mismo tiempo frustrar los impulsos más erróneos de Trump hasta que deje el cargo".