El conservador Sebastián Piñera, descendiente de españoles, asumió ayer su segundo mandato como presidente de Chile (2018-2022, el anterior fue de 2010 a 2014) con la promesa de acelerar el crecimiento de la economía y con el reto de administrar las reformas de su antecesora, la socialista Michelle Bachelet, quien en los últimos cuatro años tomó numerosas iniciativas para acabar de desmantelar el legado de la dictadura de Pinochet.

El Rey emérito Juan Carlos I asistió a la toma de posesión y se entrevistó el sábado con el mandatario.

Piñera, de 68 años, y con una fortuna estimada en unos 2.200 millones de euros, ha prometido convertir al país en una nación desarrollada en ocho años. Los mercados han acogido con optimismo sus propuestas de incentivar la inversión, apostar con fuerza por la creación de empleos y reducir gradualmente la fiscalidad de las empresas.